Vino tinto
Los vinos tintos, aquellos que obtienen su color a partir de los pigmentos encontrados en las pieles de las uvas tintas son, en su mayoría, vinos concebidos como secos. Acompañan de maravilla a platos de intensidad variable, dependiendo del estilo en el que estén elaborados y de la crianza a la que sean sometidos. Uvas de gran renombre internacional como cabernet sauvignon, syrah o pinot noir, dan lugar a algunos de los mejores vinos tintos del mundo en lugares tan dispares como Francia, España, Estados Unidos o Australia.
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Los vinos tintos, aquellos que obtienen su color a partir de los pigmentos encontrados en las pieles de las uvas tintas son, en su mayoría, vinos concebidos como secos. Acompañan de maravilla a platos de intensidad variable, dependiendo del estilo en el que estén elaborados y de la crianza a la que sean sometidos. Uvas de gran renombre internacional como cabernet sauvignon, syrah o pinot noir, dan lugar a algunos de los mejores vinos tintos del mundo en lugares tan dispares como Francia, España, Estados Unidos o Australia.
El vino tinto, todas las claves para entenderlo y disfrutarlo
¿Cómo se hace el vino tinto?
En la elaboración del vino tinto interviene el mosto de las uvas, pero también las partes sólidas de la misma, es decir, el hollejo y las pepitas. Una vez seleccionada la uva de mayor calidad se procede al despalillado, proceso que separa el raspón (el esqueleto del racimo) de los granos de uva para que el vino no adquiera aromas herbáceos. Después sucederá, gracias a la acción de las levaduras, la fermentación alcohólica, el proceso que transforma progresivamente el azúcar de las uvas en alcohol. Durante esta fase es muy importante mantener el sombrero (el conjunto de las pieles) siempre húmedo para extraer mejor los aromas y el color, además de para evitar oxidaciones de las pieles, esto se consigue mediante el remontado del mosto o con el bazuqueo, que consiste en remover las pieles. Cuando se considera que las pieles ya han aportado todo lo que podían al vino, se separan de éste en una operación conocida como descube. La pasta resultante será prensada con más o menos fuerza e incorporada o no al vino en función de la calidad que se desee. Es también habitual que los vinos tintos realicen la denominada fermentación maloláctica, práctica que transforma el punzante ácido málico en el delicado ácido láctico, rebajando así la sensación global de acidez en el vino y haciéndolo mucho más agradable al paladar. Llegados a este punto se decidirá si el vino quiere conservarse joven o si se apuesta por destinarlo a crianza.
La crianza
La crianza es importantísima para el vino tinto, pues añade aromas y elementos que multiplican la complejidad tanto aromática como táctil del vino. En el interior de las barricas suceden multitud de procesos que ayudan al vino a redondearse y a ganar en equilibrio y amplitud gracias al intercambio de oxígeno que los pequeños poros de la madera permiten. Además, las buenas maderas aportan aromas de especias como la vainilla o el clavo a los vinos tintos, añadiéndoles una complejidad aromática extra.
En función del tiempo de envejecimiento de los vinos de variedades tintas tanto en barrica (habitualmente barrica de roble) como otros recipientes (ánfora, damajuana, huevos de cemento) como en botella podremos hablar de en el caso español y según lo estipulado por el Consejo Regulador de cada denominación de origen:
- - Vinos jóvenes o del año. Sin tiempo de crianza o no el suficiente según lo estipulado.
- - Crianza. Entre seis y doce meses en la barrica de roble (, y reposa en botella hasta dos años tras su elaboración, antes de poder ser comercializado.
- - Reserva. Un mínimo de un año en la barrica de roble y al menos dos en la botella hasta haber transcurrido tres años desde su elaboración.
- - Gran Reserva. Al menos 24 meses en barrica y otros 36 en botella. Se sobreentiende que los mostos empleados para la elaboración de reservas y de grandes reservas son una selección de los mejores de cada bodega.
Las uvas tintas
Algunas de las variedades de uvas tintas más populares son el cabernet sauvignon, el pinot noir, el syrah, el malbec, el nebbiolo, la garnacha, el merlot y el tempranillo. Algunas como el cabernet sauvignon o el syrah suelen ser sinónimo de vino de cierta potencia, mientras que otras como el pinot noir o el nebbiolo ofrecen, con mayor frecuencia, vinos delicados y perfumados.
Vinos del mundo
Las regiones que gozan de mayor reputación en la elaboración de vinos tintos se encuentran en la vieja Europa, especialmente en Francia, Italia y España, aunque los países del denominado Nuevo Mundo, con Estados Unidos, Australia, Argentina y Chile a la cabeza, también elaboran vinos de gran calidad. En Europa se ha preferido tradicionalmente mezclar distintas variedades de uvas para elaborar vinos tintos, mientras que en los países de más reciente historia gusta elaborar vinos monovarietales con mayor peso de fruta y menor protagonismo de las barricas del que es habitual en Europa. A la hora de elegir un vino tinto, su lugar y denominación de origen puede darnos muchas pistas sobre el estilo del vino, siendo los elaborados en climas cálidos vinos más contundentes y los procedentes de latitudes más frescas vinos más fragantes y delicados.
Los estilos del vino tinto y sus maridajes
Las pieles de la uva contienen además de color, la sustancia conocida como taninos, responsable de la aspereza y la sequedad del vino. Así, cuanto mayor sea el tiempo de contacto del mosto con las pieles, mayor será la sensación de astringencia y la corpulencia del vino. Otros elementos clave en la vinificación como las barricas, liberan también taninos que aportan estructura al vino.
Los vinos más ligeros suelen estar pensados para consumir en un periodo de tiempo menor y funcionan a la perfección con platos de intensidad media como carnes rojas de carácter amable o quesos semicurados, mientras que los tintos más corpóreos suelen beneficiarse de cierto tiempo en botella y maridar con platos de mayor enjundia, como quesos curados o carnes guisadas. Si se buscan vinos afrutados es mejor apostar por etiquetas de añadas próximas, mientras que si se prefieren la complejidad de las crianzas o reservas se deberían buscar vinos con algunos años a sus espaldas.