Vino de Véneto
La región del Véneto es una de las principales regiones vinícolas de Italia. Junto con Sicilia y Apulia, figura entre los territorios más productivos del país.
Bortolomiol Valdobbiadene Extradry Senior 2023
Bortolomiol Valdobbiadene Brut Prior 2023
Bortolomiol Valdobbiadene Brut Ius Naturae 2023
ECO
Bortolomiol Valdobbiadene Extrabrut Audax 0.3 2023
Bortolomiol Valdobbiadene Demi-Sec Suavis 2023
Masi Costasera Amarone Classico 2019
Cesari Valpolicella Ripasso Superiore Bosan 2019
Cesari Valpolicella Ripasso Superiore Mara 2021
Corte Armano Ripasso della Valpolicella 2021
Varaschin Valdobbiadene Brut 1930
La Montecchia Emo Capodilista Donna Daria 2017 (0,37 L)
Véneto
La región del Véneto es una de las principales regiones vinícolas de Italia. Junto con Sicilia y Apulia, figura entre los territorios más productivos del país.
Ya en la antigüedad, los vinos elaborados a los pies de los Alpes réticos, entre la morrena del lago de Garda y la Valpolicella gozaban de prestigio; incluso el propio san Zeno, obispo y símbolo de Verona en el siglo III, halagaba la importancia del sector vitivinícola de esta región. Reconocidos también por la que fue la República de Venecia, los vinos del Véneto fueron capaces de renacer después de la filoxera, gracias a la plantación de muchas nuevas variedades internacionales y a la recuperación de las autóctonas más importantes. En la provincia de Treviso, tierra de proseccos, sigue activa la histórica Escuela Enológica de Conegliano, uno de los centros de excelencia mundial en el sector.
El Véneto es una región vasta y, en consecuencia, con una gran diversidad de climas y suelos: produce vinos de lago, de montaña, de colina y de llanura. Con una producción de alrededor de diez millones de hectolitros anuales, ocupa la primera posición en producción de vino de todo el país: un 20% de los vinos italianos de calidad se producen en el Véneto.
La parte occidental del Véneto es la que mejor ha conservado los rasgos prefiloxéricos de la región. El corazón de la provincia de Verona está representado por la Valpolicella (con las denominaciones Valpolicella DOC, Valpolicella Ripasso DOC, Amarone de la Valpolicella DOCG y Recioto della Valpolicella DOCG) y por la zona de Soave (con las denominaciones Soave DOC y Recioto di Soave DOCG), un poco más al este.
En la Valpolicella, trazada sobre el norte de Verona, con suelos propios de montaña, de tipo arcillomarnoso y con restos de caliza, predominan las uvas tintas y, en concreto, la majestuosa corvina, que ofrece unos vinos cálidos, suaves, complejos y longevos; pero también hay rondinella, molinara y corvinone, entre otras. Aquí se trabaja tradicionalmente mezclando variedades, ofreciendo vinos de terruño, y en general con predominio de corvina: jóvenes y crujientes vinos de la Valpolicella, majestuosos amarones y ripassos. La quintaesencia del amarone, no obstante, son los reciotos, unos tintos suaves, con tacto de terciopelo y tradicionalmente dulces, que destacan especialmente en la zona clásica de la Valpolicella, en torno a Negrar, vinos tintos dulces que derivan de las mismas uvas sometidas a desecación.
Por otro lado, en la parte oriental de la provincia de Verona, una zona plenamente volcánica, la variedad predominante es la garganega. Esta uva, conocida por su acidez y estructura, ofrece algunos de los blancos más refinados, minerales y longevos de toda Italia. Vinificada en pureza, o con un pequeño aporte de trebbiano, la garganega es la protagonista de los vinos de la denominación de Soave y, la misma uva pero sometida a desecación, de los recioto di Soave.
Dejando atrás el mágico Castillo de Soave y los magníficos viñedos de esta denominación (Monte Foscarino, Calvarino, Froscà...) y una vez atravesado el río Alpone, se entra en la provincia de Vicenza, sin abandonar el mismo terruño volcánico dominado por la garganega. Aquí encontramos los vinos de las denominaciones Gambellara DOC, Recioto di Gambellara DOCG y el tan particular como espléndido vino santo de uvas de garganega. Los vinos de las denominaciones de Soave y de Gambellara son accesibles en su juventud, vinificados únicamente en acero, gracias a la verticalidad de la variedad, pero también algunos se crían durante un tiempo, a veces en madera, para resaltar su complejidad y capacidad de guarda.
En la provincia de Verona, las otras denominaciones significativas son las vinculadas al Garda. El lago, que influye climatológicamente también sobre la Valpolicella, tiene un efecto mediterráneo más fuerte en las áreas próximas a su orilla. Son las denominaciones de Lugana (con una minúscula porción tan solo, ya que la mayoría se encuentra en territorio lombardo), Bardolino (vinos ligeros elaborados con la misma uva que en la Valpolicella, con resultados excelentes vinificada como chiaretto, en rosado) y Custoza, blancos de garganega y trebbiano. Vinos tensos y sabrosos, que interpretan de la mejor manera la mineralidad de los suelos del bajo Garda.
Más al norte, la DOC Valdadige Terradeiforti, a caballo con el Trentino, tutela un lambrusco autóctono vinificado como vino tranquilo: el elaborado con uvas de la variedad enantio.
En la provincia de Vicenza destacan sobre todo tres importantes denominaciones, además de Gambellara. La DOC Lessini Durello, al norte de Soave, es el terruño de la variedad autóctona durella, una uva blanca particularmente ácida y mineral, que produce unos extraordinarios espumosos con el método clásico incluso tras una larga crianza sobre lías. La DOC Colli Berici, al sur de la provincia, ofrece unos excelentes tintos a partir de variedades internacionales —especialmente interesantes son los resultados con carmenère— y sobresalientes también, los elaborados con la autóctona tai rosso, una garnacha para beber joven por lo general y apreciar así toda su frutosidad y elegante estructura.
Más al norte, en las laderas de la meseta de Asiago, la DOC Breganze hace relucir la uva blanca vespaiola, sabrosa y especiada, y un fantástico passito conocido con el nombre de Torcolato.
Los grandes vinos de la provincia de Padua se concentran en la zona de las colinas Euganeas, a medio camino entre los suelos volcánicos y los calcáreos. Aquí nacen algunos de los mejores vinos de corte bordelés de Italia, quizá superiores incluso a muchos toscanos. Entre los montes Gemola y Venda destacan las cepas de cabernet sauvignon, cabernet franc y merlot, tres variedades cuya gran carga mineral hace enormemente compatibles con las largas crianzas en barrica. En cuanto a los blancos, hay serpino, prosecco local, manzoni blanco y un particular moscatel dorado de perfil cítrico, el moscatel flor de naranjo, titular de la Colli Euganei Fior d'Arancio DOCG , que alberga tanto passitos como aromáticos espumosos.
Al sur de la provincia se encuentra la DOC Bagnoli, en la que predominan las uvas internacionales, tanto tintas como blancas, con la excepción de la autóctona friularo, clon de raboso del Piave extremadamente tardío y estructurado, que se vendimia al llegar las primeras heladas de noviembre y que ofrece la particular DOCG Bagnoli Friularo.
La provincia de Treviso es, sin duda, el cuna del tan admirado prosecco. El prosecco, espumoso de uva glera, de fragancia delicada, elaborado según el método Charmat y conocido en todo el mundo como el símbolo del Made in Italy, se produce tanto en las llanuras, con éxitos modestos, como en las colinas. Aquí se encuentran las dos DOGC del mejor prosecco, el de las colinas, con una viticultura heroica en un paisaje reconocido hoy como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO: Asolo, con vinos más ricos y estructurados, y Conegliano-Valdobbiadene, más refinados y elegantes. En ambos casos, salvo las excepciones de ancestrales experimentales y algunas elaboraciones de método clásico, estas dos denominaciones producen espumosos por método Charmat de tipo extra dry, los más típicos y suaves, y brut, más austeros y modernos. La denominación de Valdobbiadene muestra con orgullo sus pagos más seleccionados, conocidos aquí como rive, y su zona privilegiada, la pequeña colina de Cartizze, de donde proceden unos proseccos particularmente estructurados y opulentos, elaborados tradicionalmente en versión dry.
En Asolo y Conegliano, no obstante, no solo se produce prosecco. La DOCG Colli di Conegliano tutela de hecho los grandes blancos de la zona, elaborados con manzoni bianco, la uva que lleva el nombre del gran profesor de enología que creó esta variedad a partir de un cruce de riesling y pinot blanco. Son blancos minerales, con nervio y estructura. Bajo la misma área de producción de las colinas de Conegliano se encuentra la DOCG Torchiato di Fregona, con una particular versión de passito blanco, y la DOGC Refrontolo, con un passito tinto delicado y elegante de uvas de marzemino. Los Colli Asolani, en cambio, son tierra de tintos internacionales opulentos y estructurados. Destaca la zona del monte Montello, hoy reconocida como DOCG, donde sus suelos, particularmente adecuados, crían, sobre todo en la localidad de Venegazzù, unos exquisitos tintos de cabernet sauvignon, merlot y cabernet franc.
En la parte baja de la provincia, a lo largo del Piave, se encuentran algunos de los mejores tintos de llanura del país. La uva reina aquí es la raboso, particularmente tardía y resistente a la humedad, que ofrece unos tintos rústicos y corpulentos, maduros y redondos, con gran nervio incluso y una incisiva acidez en su juventud. Vinos con DOC Piave. También son dignos de mención algunos viñedos de la misma zona, acogidos a la DOCG Malanotte: tintos más suaves, obtenidos de mezclar raboso vinificado en seco con una parte de raboso obtenido de uvas sometidas a desecación.
La parte más oriental del Véneto coincide con los dominios del río Tagliamento, a las puertas de la región del Friul, y se caracteriza por ser una zona predominantemente plana y aluvial, el interior de la laguna veneciana. Es la zona de la DOC Lison-Pramaggiore y de la DOCG Lison: tierra de uvas internacionales, tintas y blancas, y sobre todo de tai, el nombre con el que se conoce la variedad friulano en el Véneto, una uva que da vinos con una estructura ligera y una fina mineralidad.