Vilosell

Vilosell es un vino tinto de cuerpo medio, complejo y de taninos suaves. Las uvas de tempranillo, syrah y garnacha con las que se elabora proceden de suelos de composición diversa. Gravas combinadas con arcilla y limos se entremezclan con areniscas conglomeradas y calcáreas procedentes de las montañas.

La altitud media del viñedo supera los 700 metros y todo él goza de la certificación de agricultura ecológica, pues en Tomàs Cusiné se trabaja exclusivamente con abonos orgánicos de elaboración propia y se preserva la cubierta vegetal del suelo, buscando potenciar la biodiversidad.

La uva se vendimia a mano y se selecciona doblemente antes de enfriarse y fermentar por acción de las levaduras autóctonas con una maceración breve que extrae únicamente los aromas más sutiles de la uva. En su crianza de 9 meses se emplean barricas de roble francés de primer y segundo año y, antes del embotellado, se deja descansar el vino en depósitos de cemento subterráneos durante 3 meses.

Aromáticamente, exhibe una complejidad muy por encima de lo que su precio podría habernos hecho presuponer. La piel de la naranja se mezcla con la pimienta negra, mientras unas guindas bien maduras aparecen recubiertas del polvo del camino. Es jugoso y tánico en la medida justa para resultar goloso sin pesar. La acidez está en su sitio, estilizando un cuerpo que, sin ella, podría resultar algo plano. Roble y fruta libran una disputa que acaba en amistosas tablas. Resuena tras cada sorbo dejándonos con ganas de más, entre delicados perfumes de café, chocolate, cerezas y violetas. Tiene vida por delante, pero si queremos degustarlo en breve, un queso estilo parmesano puede ofrecernos momentos memorables, creando un fabuloso contraste con su estilo fino y goloso. Demuestra a cada sorbo porque es uno de los tintos de referencia del proyecto personal de Tomàs Cusiné y, sin duda, un pequeño gran vino.