Vignale di Cecilia es creación de Paolo Brunello desde 1998, un enólogo que, sin demasiados adornos y con una buena dosis de ironía, se define con razón como un artesano de la vid. Vinos, dice Paolo, innovadores en sabor pero tradicionales en técnica, que encarnan a la perfección la ósmosis entre la historia y la modernidad que es típica de las colinas Euganeas, una zona volcánica donde las uvas internacionales están en casa, pero el saber hacer de los enólogos locales es el mismo que usted. .
El abuelo de Paolo era enólogo, y de esa experiencia nació la Vignale di Cecilia, en Baone, en las laderas de la montaña homónima, que en la zona de Euganea es garantía de un genuino componente volcánico del suelo. El clima se ve mitigado por la proximidad del mar y el suelo es calcáreo y volcánico, único en Europa, sobre todo teniendo en cuenta que la zona es muy apta para viñedos de Burdeos, en particular Merlot y Cabernet Sauvignon.
Paolo's es un viaje pionero y artístico en cierto modo, ciertamente experimental, de hecho casi revolucionario aunque solo sea por la fórmula exclusiva pero popular con la que lidera, de manera absolutamente directa del viñedo a la promoción, su empresa y sus solo 30.000 botellas anuales. . Los cuales, algo que hay que destacar mil veces, por decisión empresarial se colocan siempre en el mercado con la justa relación calidad-precio, punto en el que Paolo es un firme creyente.
Para Paolo Brunello, Covolo representa el vino que más lo refleja, y al mismo tiempo constituye un homenaje al territorio como parte del DOC de las Colinas Euganeas. La relación calidad-precio, de sensacional que es para El Moro y Passacaglia, se vuelve increíble. A partir de uvas 70% Merlot y 30% Cabernet Sauvignon, Covolo se vinifica y envejece en cemento vitrificado, para preservar su fragancia aromática y crujiente al sorbo. Los viñedos son los históricos de la empresa, ubicados en un valle al pie del monte Cecilia justo enfrente de la bodega. Hileras acordonadas, principalmente bien espaciadas, que ocupan unas tres hectáreas y media de suelo volcánico-arcilloso-calcáreo, por lo tanto relativamente heterogéneo. La altitud sobre el nivel del mar es mínima, unos 50 metros, pero las exposiciones son óptimas, orientadas hacia el suroeste.
Covolo es un vino agradable y emocional al mismo tiempo, que expresa a la perfección la combinación acertada entre la clásica nota vegetal de la uva y la afrutada e intrigante redondez del territorio, inervado de una sorprendente mineralidad. De color rojo rubí con reflejos todavía violáceos en la copa, llama la atención en nariz por su inmediatez y complejidad. Afrutado y al mismo tiempo herbáceo, luce notas de cereza, cereza negra, violeta; todavía hay, sobre todo en la juventud, algunas bocanadas vinosas, pero pronto está destinado a ser superado por una textura olfativa más compleja y articulada, que evoluciona hacia el sotobosque y terroso, manteniendo una paleta fresca de fragancia y pimienta blanca.
El sorbo es irresistible, pero muy complejo, signo de la inmediatez que los Euganean Hills le dan a los cortes de Burdeos sin restarle amplitud aromática. Ciertamente, también gracias a la larga parada que recibe Covolo en botella en la bodega, esta copa se desarrolla en un sorbo tenso pero no agudo, aunque con una evidente connotación de mineralidad y sabor. Es, la de Covolo, una elegancia sencilla y sin florituras, de extraordinaria potabilidad y versatilidad en la mesa, con un tanino vivaz pero cincelado y discreto: va bien tanto con una preciosa soppressa de Vicenza de rico sabor, como con un corte de Berico jamón un poco sazonado. Pero quedará excelente con toda la pasta bien condimentada, quizás con salsa de carne, y con costillas de cerdo asadas.
