Trus Crianza

El Trus Crianza recoge todas las virtudes de cinco fincas en pendiente de suelos arcilloso-calcáreos cubiertos de cantos rodados en los que las cepas de más de 20 años hunden sus raíces en busca de sustento. Allí, a más de 800 metros de altitud, el clima mediterráneo se encuentra con la influencia continental, creando unas condiciones óptimas para el cultivo de uvas de la mayor calidad, aunque en cantidades escasas. Llueve poco, los veranos son secos y los inviernos largos, mientras que las oscilaciones térmicas tan importantes para la acumulación de aromas y la perfecta maduración de la fruta, son muy marcadas y frecuentes.

Tras un color picota de tonos granates, asoma un vino esbelto, de capa media-alta. Con el frescor de la altitud como bandera, combina elegantes aromas de ceniza, pimienta y arcilla rociada por la lluvia; tiene un carácter balsámico, con nítidos aromas de madera tostada. Su boca es jugosa, de buena acidez y elegantes tonos amargos que recuerdan al cacao. Cerezas en licor, regaliz y taninos de gran calidad redondean la expresión de un vino con mucha vida por delante. Su equilibrio es casi perfecto, tanto en boca como en nariz y culmina con un destello ahumado y un toque especiado de clavo en un posgusto maduro y suave.

El propio nombre de la bodega, Trus, nos explica la filosofía sobre la que se creo este vino: Tierra, Roble, Uva y Sol. Sólo a partir de la conjugación de estos cuatro factores clave, es posible entender un vino de tal balance entre acidez, alcohol y tanino; mineral, seductor y tremendamente elegante.