Sin Palabras

En el viñedo se llevan a cabo prácticas como la poda en verde, el desnetado y la reducción de racimos para optimizar la ventilación y la maduración de la uva. También se realiza una cuidadosa selección previa a la vendimia. La cosecha del Albariño, proveniente de cepas de más de 50 años, se hace de forma manual en cajas pequeñas, y la vinificación se lleva a cabo pocas horas después de la recolección. Tras el despalillado, la uva pasa por un proceso de criomaceración a baja temperatura, seguido de un prensado suave en prensas neumáticas, obteniendo un rendimiento bajo de mosto. La fermentación tiene lugar en cubas de acero inoxidable con temperatura controlada, sin realizar fermentación maloláctica. Finalmente, el vino es embotellado después de completar este cuidadoso proceso.

Los viñedos que proveen las uvas para este vino ocupan 5,61 hectáreas cerca de Adegas Castrobrey, en Camanzo, con cepas que superan los 50 años de edad. Se utiliza el sistema de conducción “emparrado” y una densidad media de 1100 plantas por hectárea. Las fincas se gestionan con prácticas de agricultura regenerativa, como cultivos de cobertura sin herbicidas y pastoreo rotacional de ovejas, favoreciendo la fertilidad del suelo y la biodiversidad. Ubicados en la parte baja del valle de Camanzo, al pie del monte Castromouro (286 m s.n.m.), los viñedos tienen una orientación sureste, con altitudes entre 80 y 270 m s.n.m. y pendientes del 20% al 30%, asegurando un excelente drenaje. El suelo combina rocas metamórficas y básicas, como esquistos verdes, serpentinitas y diques de cuarzo.