Sicus Sumoi "Àmfora"

Eduard Pié es el joven viticultor que se esconde detrás de las etiquetas de Sicus Terrers Mediterranis. El búho, animal de hábitos nocturnos común en Bonastre, reflexivo y observador como Eduard, preside cada una de sus botellas como queriéndonos dar la bienvenida a un lugar muy especial.

El Sicus Sumoll sigue la misma línea de trabajo que la bodega instauró ya en sus inicios, es decir, se trata de un vino monovarietal y monoparcela. En Sicus defienden que cada viña tiene carácter propio y que cuando el suelo conecta con la variedad adecuada, surge la magia. Ciertamente, el sumoll, uva incomprendida y maltratada como pocas, ofrece en las proximidades del mar y mimada por manos expertas un perfil hasta ahora desconocido que cautiva a cualquiera al primer sorbo.

Las uvas cultivadas bajo estricto control ecológico y vendimiadas a mano maceran en frío para extraer los aromas más delicados. Después, el mosto fermentará en ánforas de arcilla en las que reposará a posteriori durante 6 meses para afinarse. La arcilla destensa el nervio del sumoll tornándolo amable, pero sin restarle un ápice de carácter. Así, en cada una de las poco más de 1000 botellas de Sicus Sumoll los aromas de garriga se combinan con los de frutas rojas maduras como las grosellas o las fresas silvestres. Su acidez nos recuerda las guindas mientras los recuerdos de florecillas silvestres asoman lentamente. En boca es profundo, terso y de taninos recios, pero no agresivos. Transmite intensas sensaciones balsámicas y minerales, mientras sigue creciendo en copa. El aroma de naranja sanguina se torna obvio pasados unos minutos y a él se suma un fino recuerdo de incienso. Todo en este vino es elegante al tiempo que rústico, desde su liviano color rubí hasta su posgusto seco y afrutado.

Si les pareció interesante, no olviden catar también la gama Sicus Sons, una selección de las mejores uvas vinificadas en ánforas enterradas en el mismo viñedo. Son vinos únicos que se clavan en el alma.