Ha transcurrido más de un siglo desde que dos aventureros piamonteses, el ingeniero Sella y el abogado Mosca, empezaron a recuperar la tierra en la que hoy se extienden las más de 550 hectáreas de viñedos Sella&Mosca. Junto a una viticultura rigurosa, llevada a cabo respetando las técnicas que han garantizado la excelencia de sus vinos desde un pasado lejano, coexiste un espíritu de innovación y ecosostenibilidad. La cosecha se realiza en parte manualmente, gracias al compromiso de más de 200 personas que trabajan con la misma dedicación y cuidado que en aquel entonces, y en parte con la ayuda de medios mecánicos. Las nuevas tecnologías sirven de apoyo en las fases siguientes, desde la selección de los racimos hasta el prensado y la vinificación, pasando por el embotellado, respetando siempre la tradición más pura, para poder así resaltar al máximo los valores del vino.
Uno de los principios fundamentales de la misión de Sella&Mosca, que siempre ha guiado la elección productiva de la bodega, es la reivindicación de las cepas autóctonas, en línea con la tendencia del gusto del consumidor. El respeto al lugar y a la cultura del vino, la vinculación con el territorio y con sus tradiciones son las reglas transmitidas por los fundadores que siempre han inspirado todas las actividades de Sella&Mosca y que han determinado su éxito.
Sella&Mosca es la bodega símbolo del renacimiento del vino sardo. Su producción, aunque impresionante en términos de cantidad, no está reñida con la búsqueda de suelos y pequeños nuevos viñedos en los que poder recuperar variedades autóctonas de la isla. El viñedo de vermentino es el más extenso de Europa y la variedad, la uva blanca más cultivada y privilegiada. Su terruño es el de la región de Gallura de Alguer, que combina un clima típicamente mediterráneo con antiguos suelos claros de origen marino. El sol, que lleva las uvas a su plena maduración, y el viento, que les confiere una pátina de yodo marítimo, se encargan del resto. En otras palabras, reúne todas las mejores virtudes para conseguir unos vinos con una gran riqueza, equilibrados y con un sabor excepcional.
Y es en este suelo y con este clima donde se enmarca la mágica historia del torbato: la cepa blanca de Alguer en la que Sella&Mosca ha invertido con éxito para elaborar su propia gama. La torbato es una cepa muy localizada, cuyo cultivo se está potenciando hoy, prácticamente solo en la zona de la ciudad de Alguer, que, por razones lingüísticas y culturales se puede definir como la frontera entre Italia y Cataluña.
El Terre Bianche Cuvée 161 es un vino agradable y atractivo, con un color amarillo dorado brillante. En nariz se muestra fresco y delicado al principio, luego lleno de complejidad con aromas de matorral mediterráneo, fruta de pulpa amarilla, flores de cardo y hierbas maduras. Un fondo de miel y de yodo caracterizan siempre su final. En boca es intenso y con cuerpo, sigue con suavidad y termina dejando un posgusto claramente marcado por unas notas salinas. Tiene la suficiente acidez para equilibrarse con un sabor mineral que sostiene bien la estructura, suavizado por una nota de especias dulces, probablemente derivadas del hecho de que un 15% del vino descansa en barricas durante unos seis meses, mientras que el resto permanece en acero sobre lías. Un vino versátil que marida deliciosamente con una amplia gama de primeros platos y indiscutiblemente, el vino a elegir para los crustáceos.