Ribas Negre

Habrán oído o leído muchas veces que en este o en tal otro vino, la fruta está en un primer plano y las notas de crianza en un segundo plano. En Ribas Negre, la fruta está en un primer plano pero las notas de crianza...¡en un cuarto plano! Es fragancia primaria de la más abierta, honesta y fresca. Primario no significa falto de complejidad, no se confundan, describe sólo el primer impacto; el desfile de aromas y sensaciones da para escribir un buen rato pero los intentaremos resumir en una imagen: este vino acompaña un buen libro.

Solemos asociar los vinos con la comida, pero algunos vinos maridan también con la lectura o son, simplemente, buena compañía. Ribas Negre, además de esa intensidad frutal, tiene algo de hogareño, acogedor. Entre los aromas frutales (de fruta roja, como corresponde a la variedad mantonegro, cerezas, grosellas, higos frescos pero maduros), las notas florales, los recuerdos silvestres y la mineralidad —éste sí que es un vino mineral también, en algún momento les recordará algunos vinos prioratinos— y los matices grasos, de cueros, se esconde un fondo seco y agradablemente especiado que nos recuerda a los libros antiguos, viejos, los tesoros de las bibliotecas. Todo es cuestión de sensaciones y cada cuál percibirá la suya, pero no dejen de olerlo: cueros, balsámicos, panadería, chocolate, plantas del campo...

En boca Ribas Negre es muy jugoso, con una entrada intensa pero fluida, equilibrado, con fruta dulce, refrescante, unos taninos muy amables y un casi imperceptible toque de caramelo en el final, cuando es muy joven. Marídenlo también con la gastronomía típica de la isla: unas berenjenas rellenas o cordero, setas si estamos en otoño, y si tienen oportunidad de ir a Mallorca, no dejen de visitar esta bodega: el lugar es precioso, esta familia es encantadora y sus vinos, muy buenos. Tres siglos de historia, la bodega más antigua de Mallorca, para qué decir más.