Pedralonga Albariño

Pedralonga es un albariño especial. Es un vino como los de antes, artesanal y auténtico. La familia Alfonso lo elabora siguiendo la misma filosofía de sus antepasados, con métodos tradicionales y técnicas biodinámicas, respetando sus ritmos naturales. Es un vino elaborado sin prisas ni maquillajes, en pureza y reposado; suelen embotellarlo a finales de la primavera, cuando ya está perfectamente estabilizado, y sale al mercado siendo un jovenzuelo, con mucha vida por delante, lo que demuestra el potencial de esta variedad que ha dado fama merecida a los blancos gallegos.

Pedralonga tiene también una particularidad especial: realiza una fermentación maloláctica sobre lías que reduce esa acidez punzante, a veces agresiva, que encontramos en muchos albariños. Mantiene no obstante su frescor, un frescor de brisa atlántica, salino, aunque, distinguiéndose también, sin las notas yodadas que caracterizan a tantos otros blancos elaborados con esta variedad.

Y un tercer rasgo importante, Pedralonga es mineral. Los suelos de granito dejan su huella tanto en la copa como en la etiqueta. Unas notas de piedra seca se combinan agradablemente con ese frescor marino, con unos aromas de fruta madura de rasgos dulces (lichis, manzana verde, uvas frescas) y un fondo de sensaciones aterciopeladas, como de pétalos de flores. Es una nariz amable, agradable, sin defectos pero también sin excesos, no es exuberante ni espectacular; es simple y auténticamente bueno.

Su color en copa es de un amarillo claro y la lágrima desciende lentamente. Tiene un tacto glicérico, frutal, llena la boca y se adhiere sobre los labios y muestra un fondo de crujientes palomitas de maíz, interesante. Un albariño más de interior que de costa, en definitiva, sabroso y con un final limpio, que acompañará un amplio abanico de opciones culinarias, desde mariscos y verduras a la plancha a arroces marineros, pasando por carnes blancas, fideuàs y sopas de pescado. Un vino que servirán y servirán, hasta la última gota.