Desde que empezaron su andadura con el viñedo de Santa Margherita, situado en la parte norte de la denominación que hoy acoge a los más grandes blancos de la Toscana, los Panizzi han recorrido un largo camino. Hoy son una de las pocas bodegas más representativas de la DOGC Vernaccia de San Gimignano y desde aquel lejano 1979, año de su fundación, la bodega ha crecido notablemente tanto en superficie como en estilos de producción. Cuentan con 40 hectáreas, siempre en la parte alta de San Gimignano, en altitudes de casi 500 metros.
El estilo Panizzi es un vino inmediato y dinámico, aunque no hay que generalizar esta definición al sentido comercial. Evoè es precisamente la prueba de como, en casa de los Panizzi, transversalidad e investigación convergen en un proyecto unitario. Evoè toma el nombre del antiguo grito (evohé) que las bacantes utilizaban para aclamar al dios Baco, en la versión toscana inmortalizada por grandes poetas y escritores como Poliziano y Francesco Redi. Se trata, precisamente, de una vernacchia que pretende reivindicar la antigua filosofía de elaboración, pero sobre todo el recuerdo de antaño, los antiguos aromas y sabores.
Es un vino que "besa, lame, muerde, pica y hiere", como reza la histórica definición de Michelangelo Buonarroti el Joven. Una vernacchia de San Gimignano cosechada tardíamente, hacia finales de septiembre, prensada a mano en tinas de madera y fermentada en contacto con los hollejos durante cinco largos meses. ¿Un vino naranja? No propiamente: más bien, una vernaccia "histórica". Después se cría durante diez meses en toneles, para redondearse, y reposa durante dos años más en botella. El legado enológico de Giovanni Panizzi se enmarca en el modelo de la DOGC Vernaccia y es un verdadero testigo de la historia para los admiradores de estos vinos.
Su color recuerda al oro brillante atenuado por un ribete ámbar claro. Su fragancia es intensa, fascinante e inusual, con perfumadas notas de flor de saúco y hierbas aromáticas que se equilibran agradablemente con sensaciones de cítricos confitados, jengibre, incienso y maracuyá, y un elegante toque de vainilla. Muy persistente, con un final enérgico y satisfactorio, que deja un posgusto balsámico y mineral. Tiene una gran estructura, es aromáticamente complejo y un conjunto muy fácil de beber. Ideal para la mesa, Evoè marida a la perfección con el bacalao, las carnes sabrosas y los quesos curados. En cuanto a la longevidad, un mínimo de diez años para este blanco que augura una larguísima evolución.