Martina Negre

Martina es una auténtica joya que parecía querer esconderse de los cazadores de tesoros vínicos, un vino perfecto para romper tópicos. Dicen las malas lenguas que los vinos del Priorat son fuertes y caros, que la cariñena sólo es capaz de dar vinos alcohólicos y que con ella no es posible elaborar vinos jóvenes que no resulten demasiado duros, pues bien, Martina desmonta todos estos tópicos de un único plumazo.

Es un tinto elaborado en La Vilella Baixa, en el Priorat, únicamente con uvas de la variedad cariñena procedentes de viñedos de unos 35 años de edad. Es un vino mediterráneo y desenfadado, con buena intensidad aromática y un tacto dócil. Sus 14,5 grados no se sienten en absoluto pesados, pues el Martina sabe moverse con gracia por el paladar. Su color granate de ribetes intensamente violáceos y su perfume de moras maduras, violetas, regaliz y piel de naranja resultan irresistibles. Sus taninos son jugosos, esponjosos, y la sensación global es de dulzor, de amabilidad, pese a tratarse de un vino seco. La acidez hace su trabajo con discreción, sin asomar la cabeza en exceso, pero proporcionando al vino toda la energía que necesita para fluir con elegancia. Su nariz es balsámica y transmite una gran sensación de frescor, un aliento casi mentolado. A cada sorbo parece querer llevarnos a pasear por las estrechas e inclinadas calles de La Vilella Baixa, quizás en una tarde de Fiesta Mayor o celebrando la feria de vinos local en una noche cálida de agosto. Una ligera brisa, música de fondo, bombillas colgando entre los árboles, animada charla con amigos y muchas ganas de pasarlo bien, ese es el momento perfecto que se esconde tras cada corcho de Martina. Una gran cariñena, un gran Priorat.