La bodega dirigida por Giorgio Mariotti fue una de las primeras y de las más activas en la promoción de los vinos de arena de la provincia de Ferrara. Vinos que, de un fantástico y a su vez histórico terruño vitivinícola formado por aguas, llanuras y pantanos entre el delta del Po, la desembocadura del río Reno y las orillas de la localidad de Comacchio, consiguen extraer una personalidad singular e única: son tersos, sutiles, verticales, agradables y salinos, seductores e inconfundibles.
La DOC de este lugar, la Bosco Eliceo, fue creada en 1989 y, en los años noventa, empezaron a vinificarse por separado los distintos viñedos más tradicionales y de mejor calidad de la zona: para Mariotti, el más importante es el Fondo Luogaccio, en San Giuseppe di Comacchio. Los suelos son pura arena, impenetrables para la filoxera, de aquí que muchas de las cepas de este mítico Bosco Eliceo sean todavía de pie franco.
Con un clima entre mediterráneo y continental, la denominación de Bosco Eliceo, surgida de unos antiguos terrenos recuperados en la Edad Media, se caracteriza también por unos productos gastronómicos particularmente grasos, como la anguila o la salama da sugo, una especialidad típica del lugar. Productos que piden vinos con una buena acidez, perfumados, desengrasantes. No es casualidad, por lo tanto, que la variedad autóctona típica de la zona sea una uva capaz de ofrecer unos vinos tintos aromáticos y con una viva acidez, sápidos y minerales, vinificados tradicionalmente además como frizzantes: la fortana.
Típico entre los vinos de arena italianos, este fragante tinto frizzante realiza una primera fermentación espontánea durante unas dos semanas, para pasar luego a cubas de cemento, donde realiza la toma de espuma. Esta segunda fermentación tiene lugar en autoclave, con levaduras seleccionadas, según el método Charmat. Se redondea en botella durante 60 días antes de salir al mercado. Marida especialmente bien con los platos a base de pescados a la parrilla, anguila y embutidos.