Marcel Lapierre Morgon

Marcel Lapierre, auténtico referente entre los productores del Beaujolais, asumió el control de la finca de Villié-Morgon en 1973. La relación familiar con el viñedo, que se remonta ya a más de tres generaciones, sigue en manos de los Lapierre; desde 2005, Marcel y su hijo Mathieu trabajaron codo a codo, para seguir obteniendo los mejores frutos de sus viñedos. De las 7 hectáreas iniciales se ha llegado a las 13 actuales, dos de las cuales se encuentran en la prestigiosa Côte du Py.

En una época de globalización y estandarización, en Marcel Lapierre se afanan por combinar las mejores prácticas tradicionales y las nuevas tecnologías para que sus vinos sean un fiel reflejo del paisaje. En 1981, bajo la fuerte influencia del maestro de los vinos naturales Jules Chavet, Marcel empezó a elaborar vinos de mínima intervención, sin adición de SO2 o cualquier otra substancia; tan sólo las levaduras autóctonas se ocuparían de las fermentaciones y todos los cuidados del viñedo se regirían por principios biodinámicos. Pese a su desaparición en 2010, el legado cultural de Marcel se siente aún en cada rincón de sus vivas tierras.

Su Morgon es un vino de nariz cautivadora, verdadero reflejo de un terruño lleno de fuerza y energía. En su sutil nariz se aprecian las fresitas con nata y los aromas a goma Milan; crece con cada sorbo y pasadas un par de horas parece un vino nuevo. La fruta silvestre vira hacia recuerdos a ciruelas y cerezas, mientras la intensidad mineral no deja de crecer; la punzante acidez inicial se integra progresivamente hasta camuflarse entre la fruta crujiente y los recuerdos de regaliz. Siempre un Beaujolais muy personal, con la clara firma de su autor, es un auténtico cesto de flores rojas y violetas, cubierto de frescor de bosque y refrescantes tonos balsámicos.