Luna Beberide Mencía

Existen pocos vinos con la honestidad y la expresividad de la mencía joven de Luna Beberide y, aún menos, si tenemos en cuenta su precio. Se trata de un monovarietal elaborado a partir de las laderas orientadas al sur que la bodega posee en Villafranca del Bierzo y Cacabelos. Allí, a unos 700 metros de altitud, las cepas arraigan sobre suelos arcillo-calcáreos, que dotan al vino de cuerpo y elegancia. Únicamente el mosto de las mejores uvas fermenta en depósitos de acero inoxidable para convertirse en un vino joven con una clara voluntad de ser algo más. Presume de color frambuesa brillante y de una complejidad nada habitual en vinos sin crianza. Es capaz de transmitir la mineralidad del suelo y evolucionar con elegancia durante un par de años, aunque también puede ser bebido justo tras su embotellado. Los recuerdos de frutillos silvestres dominan el paso por boca, con una precisa acidez silvestre agilizando un paso dulzón, sabroso y ligeramente especiado. Sus finos taninos se funden en el paladar recubriendo las mejillas de un tacto sedoso que perdura varios minutos tras el último sorbo. Es jugoso, fresco y vibrante, con aromas y sabores de gran nitidez, grado alcohólico contenido y un mensaje muy directo: el de la fruta y el terruño.

Únicamente una de las bodegas pioneras de la denominación, impulsora del resurgir de los vinos bercianos, es capaz de interpretar la uva mencía con tal transparencia y obtener de ella un nivel de expresión tan alto. Viñas viejas, viticultura sin herbicidas ni pesticidas y máximo respeto al jugo de las uvas son las claves que garantizan la tipicidad y la incuestionable calidad en cada una de las botellas de Luna Beberide Mencía.