La Caña

Al amparo de Jorge Ordóñez y de la mano de la enóloga neozelandesa Natalie Christensen, un magnífico albariño procedente de 38 parcelas que reflejan el carácter mineral de los suelos graníticos del Valle del Salnés y se impregnan de todo el carácter atlántico de la región. Sus uvas se vendimian a mano y fermentan con levaduras silvestres para después criarse con sus propias lías durante ocho meses en inoxidable y roble.

El reposo y el trabajo con las lías más finas ayudan a redondear su acidez cítrica dotándolo de aromas algo más dóciles como la piña o la miel. El pomelo se entremezcla con algún sutil recuerdo a toffee en un conjunto armónico que la hierbabuena redondea. Sin duda estamos ante un albariño muy personal.