En activo desde 1967, la bodega de Stefano Inama disfruta de un enorme éxito y goza en la actualidad de una gran popularidad en Soave, donde cuenta con un preciado viñedo en Monte Foscarino, uno de los cru más significativos de la denominación. El viñedo se localiza en suelos de basalto de origen volcánico y se dedica obviamente al cultivo de la autóctona garganega según el sistema de pérgolas tradicional en Verona. La bodega también cuenta con viñedos en Colli Berici, donde Stefano Inama da rienda suelta a su creatividad con los vinos tintos, trabajando con la variedad carmenère y sacando lo mejor de sí de sus terrenos arcillosos.
Entre los vinos de Soave que nos ofrece la bodega Inama, Vigneto du Lot destaca por su riqueza y carácter, debido tanto a su procedencia de un único viñedo como a su paso por madera. El viñedo, sito en Monte Foscarino, en el área clásica del Soave donde se localizan los terrenos de la bodega, cuenta con una exposición al sudoeste y las cepas de garganegra se hallan injertadas en el viejo pie "Rupestris du Lot", que produce uvas más concentradas que se dedican a vinos destinados a envejecer.
Un toque de barrica nueva, sabiamente integrada, eleva este Soave a una dimensión contemporánea que realza su personalidad. También su fermentación se realiza en barricas, nuevas en un 30%, para luego proseguir su envejecimiento en contacto con sus lías finas durante 6 meses, tiempo durante el cual se le realiza un batonnage frecuente. Tras otros 6 meses de reposo en depósitos de acero, Vigneto de Lot estará listo para su embotellado.
De un espléndido y consistente color dorado, que revela su carácter y potencial, Vigneto du Lot exhibe una nariz rica e intensa que reúne aromas dulces de flores silvestres: manzanilla, saúco, iris. Las notas de vainilla están bien integradas y evolucionan con el paso del tiempo acentuando los aromas del vino. En boca se muestra amplio, aterciopelado, glicérico, con recuerdos de fruta madura y un magnífico retrogusto de almendra y vainilla.
Combina a la perfección con platos de sabor intenso, como vieiras y crustáceos o cocina asiática en tempura; también con platos tradicionales italianos como linguini con camarones, espaguetis con botarga, bigoli con sardinas o pato y, por supuesto, con platos de verduras como ratatouille, peperonata (pimientos asados) o berenjena a la parmesana.