Fascinante este vino, elaborado en pleno respeto del territorio y la naturaleza, por una de las bodegas más pequeñas de Montalcino. La total dedicación al viñedo y los métodos de vinificación tradicionales aseguran que este vino exprese un fuerte carácter, testimonio de una marcada fidelidad al territorio.
Rojo rubí brillante. Llevándolo a la nariz se tiene la sensación de oler una canasta llena de pequeñas bayas rojas y negras maduras, recién recogidas: arándanos, frambuesas, ciruelas, grosellas y cerezas. No faltan las notas florales y especiadas: iris, lavanda, violeta, regaliz, mirto y ruibarbo.
En boca es una combinación de fuerza y gracia, elegancia y potencia. Las flores vuelven carnosas, de la mano de helechos y musgos; es fresco, el tanino es extenso, es un vino rico, equilibrado, rico, con un final sabroso y largo.
Adecuado para acompañar primeros platos salados como pici con ragu de jabalí, pici con ajo, sopa de setas, pasta y frijoles, o segundos platos a base de carne: solomillo de ternera, cochinillo, pechuga de pato, solomillo de cerdo.