Los Pedrotti cuentan con una historia familiar centenaria de la que pueden estar orgullosos. Al frente de la empresa encontramos hoy al joven Giuseppe. Su marco natural, el valle de los Lagos, Trentino, al norte del lago de Garda. Una región conocida por la grandeza de sus grappas y bendecido por un clima tan suave como de montaña, que confiere a los vinos un carácter excepcional. Los viñedos del valle de los Lagos son un verdadero jardín entre estos mágicos espejos de agua. Los lagos de Toblino y de Cavedine, junto al beneficioso aliento del Ora del Garda, la suave brisa típica de la zona, y el fantástico contraste térmico entre día y noche y entre estaciones, crean las mejores condiciones para obtener aquí unos tintos de lo más elegante y unos blancos aromáticos.
Giuseppe, como su padre Gino, es un viticultor "integral", que vela por no comprometer el entorno ni la biodiversidad, y evitar la intervención en bodega. Sus vinos son naturales, muy pulcros y llenos de sensaciones, además de cargados de historia. Vinos que evocan este clima de ensueño del Castello di Toblino y que transmiten aromas y sabores sinceros, claros y precisos. Así lo demuestra su vino santo, el orgullo de Giuseppe y un producto que la familia protege especialmente, no en vano contribuyó esta familia a evitar su extinción: un vino elaborado con uvas de nosiola desecadas largamente y criado durante más de diez años, una obra maestra que, como todos los vinos de los Pedrotti, respeta el principio de la fermentación espontánea y utiliza únicamente levaduras autóctonas.
En este valle, donde el silencio impera todavía por la noche y las tardes son apacibles, Giuseppe posee trece buenas parcelas, que le aseguran una producción de no más de 25.000 botellas anuales. Entre las variedades locales, además de la nosiola, los Pedrotti cultivan la variedad rebo. La rebo es una uva tinta creada en el año 1948 por el agrónomo Rebo Rigotti, del Instituto Agrario de San Michele dell'Adige, un cruce entre teroldego y merlot, que une la fragancia del primero con la estructura y robustez del segundo.
El vino Rebo de los Pedrotti no solo no defrauda las expectativas sino que las supera, y confirma que se trata de una variedad con mucha personalidad, original, capaz de ofrecer vinos sin excesos, con carácter del terruño y maravillosamente agradables. De color rojo intenso y persistentes reflejos cereza, en nariz destaca una cierta rusticidad por sus notas vegetales, que se abre gradualmente ofreciendo un hermoso conjunto vinoso al principio, después gradualmente más afrutado y floral. Esta misma evolución sensorial percibida en nariz se confirma luego sobre la lengua. En definitiva, un bello equilibrio entre una bonita estructura, que podemos definir de muchas maneras excepto como desbordante, y unos taninos vivos pero bien integrados. Sabroso y delicado, al tiempo que vivo, crujiente y ágil, tanto que sus posibles maridajes son de lo más variado, desde una típica carne salada a quesos curados. Un vino excelente tanto para aquellos a quienes no les gustan los vinos demasiado exuberantes, como para los que no pueden prescindir del tinto ni en verano.
