Emilio Valerio Amburza

Viñas de Amburza es un señor vino pero también un vino muy señor. No admite prisas. La naturaleza tampoco. Ha sido elaborado siguiendo prácticas biodinámicas y, como la mayoría de estos vinos, requieren su tiempo, una buena maduración en botella y unos minutos... generosos... en la copa, donde se descubre con solemnidad.

Nos encontramos ante un cabernet puro con un marcado carácter de terruño; un vino serio, fresco, balsámico, mineral, definido también por un final terroso. Es un cabernet refinado, un cabernet de influencia atlántica. De color profundo en copa, morado, con aromas propios de la cabernet pero distintos de los que estamos habituados a encontrar en los vinos bordeleses, sin aromas de cueros, sólo aromas frutales, limpios, con notas de pimienta, notas balsámicas, hierbas aromáticas, unas sutiles notas de incienso, un fondo de panadería y algunos toques húmedos que seguro se deben al clima; una nariz compleja sin duda, que requiere decantación pero que no tarda en abrirse. En boca tiene un ataque denso, intenso, algo compacto todavía, con mucha fruta madura y un fondo especiado seco similar al percibido en nariz.