Dido Blanc es fruto de un deseo, de una intuición. Fieles a la trayectoria de ir recuperando parte de la historia y las tradiciones de la región, Sara y René quisieron hacer un vino blanco mediterráneo, a partir de variedades locales como la garnacha blanca, el macabeo y el cartoixà (xarel·lo), que mostrará la voluptuosidad, la elegancia y la rectitud de la que son capaces las grandes uvas blancas del sur de la vieja Europa. ¡Palabras mayores!
Dido Blanc es un viaje por la DO Montsant. Las garnachas proceden de dos fincas situadas en los municipios de Marçà y Falset. La primera, viña vieja de 70 años, situada en la zona primeriza, más calurosa de la DO Montsant. La segunda finca, de 25 años de edad, con garnacha y macabeo, situada en el coll de Falset, zona de más vigor y más fresca, que permite compensar la calidez y densidad de la primera con una buena acidez, pH bajo y aromas especiados. Las otras fincas de macabeo, de más de 70 años, situadas en zonas más frías, aportan la estructura y la posibilidad de envejecimiento.
Una pequeña parte de la uva macera con piel durante 3/5 días en barricas abiertas para hacer el pie de cuba con levaduras autóctonas, un 20% macera con piel diferentes tiempos desde 24h a 15 días, dependiendo de la variedad y de la extracción que se busque conseguir. El resto se prensa directamente y, tras el ensamblaje, se cría en barricas de diferentes volúmenes y en un foudre de 5000 litros durante 10 meses.
El vino evoca aromas de otoño y fruta madura, de frutos secos y semillas. Su textura es encantadora y cremosa, su final largo. El Dido Blanc saber combinar volumen con elegancia. Tiene aromas balsámicos y la sensación del contacto con la piel se siente más fuerte a cada sorbo, con algunas notas amargas en el final. Se trata de un vino austero y mineral, con una fruta discreta. Su estructura se asemeja a la de algunos tintos, pero pese a la maceración de las pieles, su color sigue siendo bastante pálido. El vino tiene una nariz vibrante y viva y un equilibrio increíble en boca, con buena madurez y un alcohol imperceptible, bien equilibrado por un fabuloso frescor. Tiene taninos muy finos y un final seco, austero, calcáreo y pedregoso.