Chivite Colección 125 Rosado

Si buscan una denominación en España con tradición en la elaboración de rosados, ésta es sin duda Navarra y el mejor referente, la familia Chivite. Chivite fue fundada como bodega en 1647 y es una de las dinastías con mayor historia de España. La gama Colección 125 salió al mercado en el año 1985 en conmemoración de los 125 años de su primera exportación, en 1860, y es la que mejor demuestra su saber hacer. Son maestros. De tintos, de blancos y, cómo no, también de rosados. A Chivite se debe haber ennoblecido el arte de hacer rosados.

El de Chivite es uno de los mejores rosados de España, un rosado con mucha personalidad, no sólo fermenta en barrica sino que es criado durante largos meses sobre sus lías en barricas de roble francés. Aparte de su color, precioso, mezcla de salmón y piel de albaricoque, es un vino elegante y refinado, con una nariz muy balsámica. Agítenlo en copa y verán cómo despiertan unos aromas de comino, de regaliz negro y de sándalo, mezclados con notas de tierra, fruta escarchada (grosellas, granada, frambuesas), un suave perfume de flores secas y unas pinceladas de mantequilla en el fondo. Es curioso: algo en esta nariz nos recuerda a algunos espumosos, champagnes —sin burbujas, claro. Realmente curioso, e interesante, porque las uvas de este rosado nada tienen que ver con las habituales de estos vinos franceses. Y si lo mantienen en copa y permiten que le suba la temperatura, verán la cremosidad que alcanza y todos los nuevos matices que aparecen, tan sutiles y tan bien urdidos que es difícil describirlos pero ¡se lo tomarían a cucharadas como un postre!

En boca ofrece un ataque fresco y carnoso, voluminoso, seco, bastante cremoso de entrada —todavía más al tomar temperatura— y aquí sí se percibe un fondo de madera húmeda y notas de frutos secos ligeramente tostados de esa crianza en barrica. Todo en su justa medida. Un conjunto equilibrado y armonioso, que termina suave y persistente. Y de nuevo, ese recuerdo achampañado y el fondo anisado inicial. Un rosado con mucho carácter, para disfrutar lentamente.