La azienda Casella nace en el año 1960 en la región del Friuli, cuando Francesco empezó a dedicarse a la viticultura con gran empeño. Su hijo Lino, quien dirige la nueva bodega hoy en la localidad de Albana di Prepotto, es el responsable de su salto cualitativo, al modernizar tanto la gestión del viñedo como las prácticas enológicas. Lino se ha dedicado durante años al cultivo, particularmente, de las variedades autóctonas, recuperando viejos viñedos amenazados de desaparecer tras cincuenta años de abandono. La revalorización del mítico terruño de los Colli Orientali del Friuli y del Collio, caracterizado por alternar suelos de margas con areniscas, siempre al abrigo de los rígidos vientos alpinos, ha alcanzado su gloria con el uso de la fermentación espontánea en vinos blancos.
Tres hectáreas y media de viñedo, cepas de cuarenta años de edad media y un cultivo totalmente sostenible son la tarjeta de presentación de esta empresa familiar, a la que debemos añadir su estrecha vinculación con las variedades autóctonas, las tintas en particular, y de una forma todavía más destacada, la tazzelenghe, una uva que debe su nombre a una expresión dialectal que significa 'cortalenguas'.
Emparentada con la uva refosco, la tazzelenghe se caracteriza de hecho por tener un tanino tan áspero y agudizado que la ha hecho desaconsejable para vinificar en pureza. Hoy, tras haberla rescatado del olvido, vuelve a ser vinificada de la mano de productores que, como Casella, representan una fusión entre tradición e innovación. Se suele cosechar en plena madurez, a veces con cierta sobremaduración incluso (sobre la tercera semana de septiembre) y se cría en madera durante largo tiempo. De este modo se redondean sus aristas y se potencian sus virtudes y su profundidad.
El Tazzelenghe de Casella viste un rojo rubí intenso con reflejos violáceos, y despliega en nariz notas de guindas y frutos rojos, dejando en segundo lugar unos aromas de cueros y de ligeros tostados que confirman, eso sí, que se trata de un vino ya evolucionado. Con dos años de crianza en barricas y otro en botella, en boca muestra una interesante mezcla de tanicidad, notas afrutadas de cerezas y arándanos, y frescor. Su tanino es marcado y característico, y su persistencia larguísima, vigorosa y asilvestrada. Acompaña de maravilla los asados y los platos tradicionales del Friuli, como el filete de pato, la brovada y el musetto, así como por supuesto los quesos curados.
