Se dice que en el año 665 Grimoaldo, rey de los lombardos, liberó la ciudad de Asti que había estado asediada durante días por los francos desde más allá de los Alpes, haciéndole beber un vino tinto de color intenso y un aroma claro y persistente. El victorioso Grimoaldo declaró que este vino, bebido por los invasores bárbaros, se llamaba Barbera y que desde ese día nunca debería faltar en la mesa real. Altea es también el nombre del segundo hijo de Franco Cavallero, uno de los dueños de la empresa.
Vino de olor franco, que recuerda al chocolate y las cerezas. Sabor seco, agradablemente amargo, pleno y armonioso. Altea es el vino típico de todas las comidas, que acompaña de maravilla a entrantes calientes, arroces, pastas y todo tipo de carnes.
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