Cabrida

El tostado medio y ligero de las barricas de 228 litros de roble francés en las que el Cabrida descansa durante 12 meses nos permite gozar de todo el carácter de este vino histórico sin enturbiar una fruta de calidad excelsa. La viña que le daba nombre ya no existe, pues era tan empinada (sólo las cabras la visitaban) que su propietario, llegado el momento de replantarla, dijo que ya había tenido suficiente.

Cabrida fue uno de los primeros monovarietales (si no el primero) de garnacha de la comarca del Priorat, allá por 1996, cuando pocas bodegas se atrevían a vinificar la variedad por separado. El primer Cabrida debió ser un vino kosher, pero el rabino no pudo ir a la bodega cuando tocaba embotellarlo y en Capçanes apostaron por hacerlo ellos mismos como vino no-kosher, en lugar de dejar que se estropease. El Cabrida actual es una selección de las mejores barricas de los 4 vinos que componen la colección Nit de les Garnatxes, pero con un envejecimiento prolongado, un vino que huele a Montsant y que recoge lo mejor de cada uno de los 4 terruños que lo forman.

Las viejas cepas, que se mueven entre los 60 y los 110 años de edad, permiten obtener un vino de intenso color cereza picota y de gran complejidad olfativa. Destacan en él los aromas de fruta madura, cacao, hierbas provenzales y menta. Su carácter es decididamente elegante, con cuerpo, pero muy equilibrado gracias a su excelente acidez. Cabrida es en definitiva una obra de arte, un gran vino mediterráneo que reposa en depósito durante 3 meses antes de ser embotellado y que por su amabilidad puede maridar con infinidad de platos, desde un tabla de quesos hasta el solomillo más sofisticado.