Blanco Hornillos de Callejuela

Cada vez aparecen en el mercado más vinos elaborados con las variedades clásicas de la región de Jerez (palomino o pedro ximénez), pero sin encabezar y sin velo flor, y los resultados son ilusionantes y sorprendentes.

Vinos como este Blanco Hornillos de Callejuela desprenden aromas a aceitunas verdes mezcladas con el tacto frágil de la pulpa de uva, salinidad insinuada y reconfortantes recuerdos a membrillo, casi a pera. Tras sentir la sequedad de los hollejos y la cremosidad de las levaduras, uno puede imaginar las tierras blancas calizas, la albariza de Sanlúcar. Con tan sólo acercar la nariz a la copa, las flores de camomila se entremezclan con la honestidad y la humildad que han catapultado a la fama a la familia Blanco y a sus vinos. Sólo alguien enamorado y profundamente conocedor de los secretos de una tierra puede elaborar vinos de esta complejidad y finura. Sutiles pinceladas de miel, tomillo y matorral, cabello de ángel y resina de pino, almendras amargas y algún toque cítrico se apoderan del paso y el final de un vino único.