Belondrade y Lurton

El Belondrade y Lurton es el buque insignia de la bodega del mismo nombre, un ensamblaje de las uvas de 22 parcelas en La Seca (750 metros de altitud) que refleja con claridad la diversidad de las propiedades de la firma y el carácter continental de sus tierras, con inviernos muy fríos, veranos cortos muy calurosos e importantes contrastes térmicos entre el día y la noche que garantizan maduraciones óptimas. La propia bodega lo define como mucho más que un vino, como una filosofía.

Cada parcela, mayoritariamente de arcilla y caliza cubierta de cantos rodados, se cosecha a mano y fermenta con las levaduras silvestres, después, se cría por separado durante 10 meses sobre sus lías en barricas de roble francés. Tras dicho periodo se seleccionan los mejores lotes y se ensamblan en el corte final que será embotellado y reposará en bodega durante 5 meses.

Descorchada la botella y tras una aireación casi innegociable, llega a la copa luciendo color amarillo brillante con reflejos verdosos. En nariz, combina notas de frutas como el albaricoque o el melocotón con los elegantes recuerdos verdes del boj y la hierba recién cortada. La madera, menor en cada añada, se percibe muy bien integrada, y ayuda a dotar de amplitud, untuosidad, complejidad (especias, pan tostado y humo) y cremosidad (pastelería) a una boca de frescor cítrico salpicada de finos toques amargos propios de la variedad y de frágiles tonos florales. Todo en las recientes añadas del Belondrade y Lurton es más sutil y fresco que en las primeras, pero el vino no ha perdido la esencia compleja y la gran capacidad de envejecimiento de su carácter original.

Estamos, sin duda, ante uno de los mejores vinos de España, pionero en su estilo y gran referente entre los blancos españoles de gran calidad.