Balmeta

Balmeta es un monovarietal de cariñena, o como les gusta llamarla en el Empordà, samsó. Esta uva de tan larga tradición en tierras catalanas, resiste estoicamente la fría y dura tramuntana que sopla desde el norte y observa sin sobrecogerse los mágicos cielos rojizos de los atardeceres ampurdaneses. Según la propia bodega, es un vino creado para transmitir el espíritu y la fuerza de sus tierras.

Es un samsó para todos los públicos, pero en absoluto simple o comercial, simplemente el buen trabajo de Empordàlia en el viñedo y en bodega han permitido mostrar una cara muy amable del varietal. Luce color cereza, capa media y lágrima lenta, huele a matorrales, a moras y a piel de picotas, pero recuerda también a la nata y la vainilla, gracias a su fermentación y crianza. La acidez no sobresale de manera discordante, sino que está muy bien integrada sobre un cuerpo de fruta madura y reconfortantes recuerdos de madera (clavo y pimienta blanca). Los amargos tonos varietales están muy presentes, pero lejos de molestar nos obligan a salivar, a tomar otro sorbo enseguida. Tras unos minutos en la copa afloran lejanos recuerdos de carbón vegetal y humo que parecen querer delatar la composición pizarrosa de las laderas de Garriguella.

Sin ser el más complejo de los monovarietales de samsó que se elaboran en el Empordà, sí es un vino que muestra la variedad sin tapujos y puede ser perfecto para que todos aquellos hasta hoy reacios a acercarse a ella, aprendan a gozarla sin esfuerzo alguno. El año de reposo en botella le sentó de maravilla, convirtiéndolo en un gran tinto capaz de mirar a los ojos, sin complejos, a otros vinos de precio muy superior. Su breve estancia en roble francés demuestra que las grandes uvas no requieren de dilatadas crianzas para mostrarse espléndidas.