Baby Bad Boy

¿Buscan un vino original, fácil de beber a un buen precio? Baby Bad Boy. El pequeño de la familia Bad Boy, creado por Jean-Luc Thunevin, el famoso rebelde bordelés, el gran "Bad Boy" o la "oveja negra" como cariñosamente lo bautizó Robert Parker, es un vino simpático y "juguetón": a intervalos se muestra tierno y cálido, a otros vivo y fresco.

Baby Bad Boy juega constantemente con esa duplicidad, un contraste enriquecedor, siempre en un natural equilibrio: clasicismo bordelés con expresividad mediterránea, frescor arropado con calidez, fruta y jugosidad pulidas con finura y redondez... Es un vino joven, pero de categoría superior.

Baby Bad Boy se etiqueta como 'Vin de France'; la nueva legislación francesa permite ensamblajes de uvas de procedencias distintas y reconoce la calidad de vinos como éste, el cual se elabora con un 70% de merlot de Saint-Émilion (Burdeos) y un 30% de garnachas de Maury (Rosellón), otra "licencia" más que demuestran la creatividad y la singularidad de Jean-Luc Thunevin, todo un personaje en el mundo vitivinícola y uno de los pioneros en la elaboración de lo que todos conocemos hoy como "vinos de garaje".

Baby Bad Boy es muy elegante en aromas (fresas, arándanos, aromas maduros), ofrece una nariz muy limpia y redondeada, refinada, con sutiles notas ahumadas y un fondo mineral que probablemente deba al suelo pizarroso de Maury. En boca tiene un ataque potente pero sus taninos son increíblemente suaves y su cuerpo es ligero; es un vino muy fácil de beber, con un agradable dulzor y un fondo ligeramente amargo. Recién servido, se muestra algo salvaje, como si ese noble amargor (regaliz) quisiera entrar en batalla con el dulzor (por lo que les recomendamos abrir la botella una media hora antes al menos), pero se complementan y nos seducen. Disfruten de su compañía ahora, está en un momento ideal, aunque su potencia le dará vigor para un par de años más.