Añada de Baladiña

Los vinos gallegos con largo reposo en depósito no son demasiado habituales, pues el mercado resta ávido de nuevas añadas, y conservar el vino inmovilizado en bodega dispara los costes. Sin embargo, cuando una bodega es valiente y otorga a las nobles variedades blancas gallegas la pausa y el tiempo que merecen, éstas recompensan al bodeguero con la esencia de su carácter. Tal es el caso del Añada de Baladiña, un monovarietal de albariño que se elabora únicamente en las mejores añadas al que el reposo ha dotado de profundidad y carácter único.

En nariz combina los tonos habituales de frutas como el melocotón, con aceite de limón y hierbas provenzales. Las levaduras se dejan sentir en el trasfondo y los tonos cítricos reclaman su protagonismo sin rubor alguno. El juego amargo-dulce-ácido roza lo sublime y, mientras su sedosidad recubre las mejillas, las flores blancas se entremezclan con los recuerdos harinosos de las lías y el recuerdo sutil de queroseno tan asociado a los grandes blancos alemanes.