¿Conoce la Toscana del gran Sangiovese, de los tintos con cuerpo y longevos del Chianti y Montalcino? Bueno, prepárate para entrar en otra dimensión. Ampeleia es un proyecto que mira hacia otro lado. Sus etiquetas, todas biodinámicas, se centran en la frescura y la potabilidad extrema. Vinos con un gusto contemporáneo, muy pop, pero no banal.
De hecho, son vinos que realzan la calidad de las antiguas uvas tintas de la costa toscana: alicante y carignano. Pero, aunque sean cepas rústicas y auténticas, Ampeleia pone en la copa un rojo dinámico y vivaz, soleado, mediterráneo, satisfactorio y compulsivo. Totalmente genuino. Nos lo regala el viñedo Cannucceto, a 200 metros sobre el nivel del mar en la vertiente más mediterránea de la Maremma. Un viñedo rodeado de matorrales y girasoles, con un subsuelo rico en minerales y fósiles.
Ampeleia es la historia de una granja abandonada en las laderas de las colinas metalíferas de la Maremma, comprada en la década de 1960 por una pareja suiza. Hoy, Ampeleia es la realización del sueño de una de las visionarias del vino italiano: Elisabetta Foradori. Reina de los Dolomitas y Teroldego, Elisabetta ha establecido en Ampeleia el apasionante proyecto de una Toscana diferente, fuera de cualquier estereotipo.
Unlitro, que es el vino más inmediato de Ampeleia, es al mismo tiempo su emblema. Simpatía y alegría en estado puro. Un tinto de verano, pero siempre excelente, perfecto sobre todo para barbacoas y en cualquier ocasión donde reine la compañía. El formato de un litro es un homenaje a la amistad, pero también al tradicional fiasco toscano, que se descorchaba en momentos de encuentro.
Es un coupage artesanal de alicante, carignano, mourvèdre, sangiovese y alicante bouschet que reposa solo unos meses en el hormigón. De color rojo rubí intenso, vivo y brillante, Unlitro se expresa con una nariz que pincha con notas fragantes de cerezas y frambuesas, hierbas aromáticas, matorral mediterráneo, anís y regaliz fresco. En boca es fresco, sabroso, ligero, a veces vinoso y de persistencia afrutada. Una forma divertida y directa de contar el territorio. Un acercamiento divertido y despreocupado a un territorio "sagrado" como la Toscana.
