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España
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CARRITO
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Sangiovese

Los estudios sobre su origen la ubican en la Toscana y parece que su nombre derivaría de la evolución de las palabras sanguis y jovis (la sangre de Júpiter). Aquella primera variedad que alguien decidió nombrar en honor al dios de todos los dioses, evoluciono con el tiempo de maneras significativamente distintas, dando lugar a los actuales clones y, por consiguiente, a vinos de caracteres también fuertemente diferenciados. El estilo tradicional de los vinos de sangiovese es el que combina el dulzor y el amargor con maestría, en un perfil aromático (cerezas y hierbas) que muchos asocian, casi de manera instantánea, al vino italiano. Los estilos más internacionalizados saben a moras y ciruelas negras y tienen una mayor impronta de la barrica nueva. Chianti es una región amplia y diversa y es, por tanto, posible encontrar en ella todos los estilos y calidades imaginables. Por lo general, los vinos de sangiovese se distinguen por un paladar particularmente rico en acidez y taninos, y obviamente por su importante estructura, si bien se les reconoce también una elegancia innata que la intervención humana puede acabar de perfeccionar.

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ChiantiBrunello di MontalcinoToscana
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Sangiovese

Los estudios sobre su origen la ubican en la Toscana y parece que su nombre derivaría de la evolución de las palabras sanguis y jovis (la sangre de Júpiter). Aquella primera variedad que alguien decidió nombrar en honor al dios de todos los dioses, evoluciono con el tiempo de maneras significativamente distintas, dando lugar a los actuales clones y, por consiguiente, a vinos de caracteres también fuertemente diferenciados. El estilo tradicional de los vinos de sangiovese es el que combina el dulzor y el amargor con maestría, en un perfil aromático (cerezas y hierbas) que muchos asocian, casi de manera instantánea, al vino italiano. Los estilos más internacionalizados saben a moras y ciruelas negras y tienen una mayor impronta de la barrica nueva. Chianti es una región amplia y diversa y es, por tanto, posible encontrar en ella todos los estilos y calidades imaginables. Por lo general, los vinos de sangiovese se distinguen por un paladar particularmente rico en acidez y taninos, y obviamente por su importante estructura, si bien se les reconoce también una elegancia innata que la intervención humana puede acabar de perfeccionar.

La tierra de elección de la sangiovese es sin duda la Toscana, donde era conocida desde tiempos de los etruscos, aunque se considera típica de toda la Italia central, donde es la variedad más cultivada. En la Toscana se vinifica como monovarietal en Montalcino, donde da vida a los vinos de la DOCG Brunello, tintos casi de montaña que elevan a la enésima potencia la calidad de esta uva en términos de complejidad, elegancia y potencial de guarda. En el Chianti Classico y en la más amplia área de la denominación del Chianti en general y de otras denominaciones circundantes se vinifica más frecuentemente como monovarietal también, ya que se corresponde mejor con los suelos típicos de la zona, de galestro y alberese, responsables de conferir a los vinos textura, elegancia y mineralidad. Con todo, los vinos típicos del Chianti pueden, y se practica así todavía, añadir a la vinificación pequeños porcentajes de canaiolo y colorino, para domar el nervio de la sangiovese y obtener así unos vinos jóvenes más suaves y fáciles de beber.

Cabe decir que, tanto en la zona del Chianti como en otras zonas menos clásicas de la Toscana, la sangiovese, en vinos monovarietales pero criados al gusto internacional (es decir, en barricas, a veces nuevas), da vida a muchos de los llamados supertoscanos. Estos vinos, en realidad, se pueden elaborar con mezclas, al estilo bordelés, de sangiovese y uvas internacionales como la cabernet sauvignon y la merlot; mezclas que unen admirablemente la textura internacional, corpulenta y herbácea de las variedades francesas, con la territorialidad veraz, ácida y tánica de las autóctonas. Este tipo de práctica lo encontramos también en los vinos de la Maremma, para los cuales, desde Bolgheri a Suvereto, de Bibbona hasta Scansano, tanto la sangiovese —aquí más mineral y mediterránea, debido al tipo de suelos y clima— como las uvas francesas representan un fantástico descubrimiento de la segunda mitad del siglo XX.

Fuera de la zona clásica, la sangiovese ofrece unos vinos fantásticos en Montepulciano, en la parte baja de la provincia de Siena, como son los de la DOCG Vino Nobile di Montepulciano, aunque elaborados con prugnolo gentile, una versión más suave y sedosa de la sangiovese; en Scansano, en la Maremma Grossetana, donde ofrece los elegantes y estilizados vinos de la DOCG Morellino; y en la zona de la DOCG Montecucco Riserva, a una altitud inferior a la de Montalcino. Y la lista no termina aquí. En la Toscana la sangiovese deleita también los paladares de los amantes de los vinos dulces con la particular versión rosada de vino santo conocida con el nombre de Occhio di Pernice ('ojo de perdiz') y de aquellos que buscan rosados seductores y suculentos para acompañar los frugales almuerzos a base de platos tan sencillos como ricos, como el cacciucco.

Fuera de la Toscana, la sangiovese se cultiva también en Romagna, donde, en Faenza, Imola y Forlì, y sobre todo en el espléndido viñedo de Predappio, da vida a unos vinos que pueden tanto beberse en su juventud como envejecer en bodega para convertirse en reservas, con unos resultados que tal vez no tengan nada que envidiar a sus hermanos mayores toscanos. Lo mismo puede decirse de los vinos de la región de Umbria, donde la sangiovese se vinifica al estilo del Chianti en la zona de Torgiano y mezclada con sagrantino en la zona de Montefalco. En las Marcas, la sangiovese concurre con la montepulcinao en la producción de los vinos de la DOCG Conero y de la DOC Rosso Piceno, por lo general vino complejos pero con una acentuada suavidad.