Lacrima

Responde al nombre de lácrima una variedad de origen muy antiguo. Según la tradición, en el año 1167 Federico Barbarroja habría tomado una copa de un vino de lácrima mientras residía en el castillo de Morro d'Alba, en el norte de las Marcas, durante el asedio de Ancona. En la actualidad, esta delicada uva tinta sigue cultivándose principalmente en esta región, donde representa una tercera parte de la producción de vinos tintos, y todavía hoy da vida a la DOC Lacrima di Morro d'Alba. Con todo, hubo un tiempo en el que la lácrima era ampliamente cultivada a lo largo de todo el arco adriático, llegando hasta Calabria, donde, localmente, todavía pueden encontrarse algunas hileras esparcidas. Es una variedad ligeramente aromática, que produce unos vinos tintos —algunos rosados también— ligeros, con perfume a rosas, bastante vinosos, afrutados y con notas de mermelada. En boca son suaves, con algunas notas vegetales que compensan el ataque dulce en nariz, con buena frescura y un tanino muy domado. Ofrece buenos resultados como passito, ya sea con una pasificación parcial y vinificación en seco, como total, en forma de vinos dulces con una siempre moderada y elegante concentración.