Greco

La greco pertenece a una de las más grandes familias de variedades blancas italianas de origen, precisamente, griego. Es una cepa tan noble como antigua, cuyo cultivo se remonta al menos al siglo I a.C., en plena época romana, como atestigua el mismo Virgilio, quien la cita con el nombre de aminea gemella en su poema de las Geórgicas. Cultivada ampliamente al principio en la zona del Vesubio, la greco está hoy presente en varias regiones italianas, a menudo bajo otros nombres. En Calabria da vida a los blancos regionales más importantes, con una salina mineralidad mediterránea, pero también a los vinos Greco di Bianco DOC, vinos dulces de uva pasificada con un origen antiquísimo. Está presente también en Apulia, donde ofrece vinos agradables, vegetales, florales, que se comportan muy bien como espumosos o frizzantes.

Su expresión más significativa es, no obstante, seguramente la de Campania, y en particular los vinos elaborados con la variedad greco di Tufo, que goza de una importante DOCG para una minúscula parte central en la región de Irpinia. De color amarillo pajizo con reflejos dorados, exhiben perfumes afrutados de fruta de pulpa amarilla, exótica, madura, pero sobre todo, y en particular en Tufo, notas de tiza, minerales, aromas directos y nítidos, que tienden a evolucionar a notas de hidrocarburo con el paso del tiempo. Muy agradables en su juventud, los vinos de greco, habitualmente vinificados solo en acero, tienen ciertamente menos potencial de guarda que los de fiano, pero son más inmediatos y persistentes, con un posgusto almendrado.