Garganega

La garganega es una de las mejores variedades blancas y más significativas de Italia. Es autóctona del Véneto y en particular de la zona de Soave y de Gambellara. Mencionada ya en la Edad Media y en el Renacimiento, produce, más allá de los blancos secos de la DOC Soave y Gambellara, algunos vinos dulces en la misma región, con uvas pasificadas: vinos con denominación Recioto di Soave, Recioto di Gambellara, que pueden ser espumosos también, y vinos santos de Gambellara y de Soave. Da buenos resultados como espumoso seco y acepta bien la maceración sobre pieles, ofreciendo en cualquier caso una mineralidad extraordinaria, gracias a los suelos volcánicos de la zona, y un buen potencial de guarda.

La garganega, si bien no se caracteriza por una destacada aromaticidad, sí posee un abanico de perfumes que oscila con decisión entre la gran elegancia de flores blancas y las notas de almendra, tal vez con un nervio cítrico: elementos, todos ellos, que confieren a estos vinos no solo una persistencia admirable, interminables, sino también una sensacional capacidad de guarda, hasta el punto de garantizar para los mejores productos de Soave una conservación superior a una década. Es una variedad tardía, con acidez y un equilibrio excelente entre estructura, en general ágil y fluida, y suavidad. Agradece, en los casos más buscados, la vinificación y/o crianza en madera. Las regulaciones permiten mezclar la garganega con la trebbiano de Soave y con algunas variedades internacionales como la chardonnay.