Vino de Trentino - Alto Adigio

La región del Trentino - Alto Adigio / Tirol del Sur es, en realidad, una doble región. Son dos regiones muy distintas desde el punto de vista no solo cultural (italiana la del Trentino, centroeuropea la del Alto Adigio) sino también vitivinícola. Unidas, eso sí, por un mismo clima, mayoritariamente alpino, con unos contrastes térmicos más suaves en el Trentino, y por una historia de comercialización del vino compartida, a caballo siempre entre el mercado italiano y el mercado, igualmente próspero, del norte de Europa. Y no solo eso: también coinciden en el hecho de que tanto en el Trentino como en el Alto Adigio fueron las abadías las que llevaron a cabo la recuperación del viñedo en la época medieval y, más recientemente, las bodegas cooperativas de calidad, con una fuerte apuesta por las variedades internacionales.

Con un clima alpino pero bien soleado y protegidos por las mismas montañas, con frías corrientes, los viñedos de esta doble región son de los más cuidados, modernos y ordenados de Italia, con algunos extremos de verdadera viticultura heroica en algunos valles. Los vinos del Trentino - Alto Adigio se caracterizan, en general, por mostrar una gran finura, complejidad aromática y mineralidad, gracias a los fuertes contrastes térmicos entre el día y la noche incluso durante el verano, y por predominar los vinos blancos sobre los tintos.

El viñedo del Trentino se extiende principalmente a lo largo del valle del río Adigio. Entre las variedades tintas, la uva más significativa de la DOC Trentino es la marzemino, con unos resultados particularmente notables en el bajo valle, entre Trento y Rovereto, tutelados por la IGT Vallagarina, unos tintos con una estructura delicada, poco tanino, afrutados y ligeramente minerales. A su lado, la schiava, variedad típica del Alto Adigio, ofrece unos vinos más directos y fáciles de beber. Encontramos también en el Trentino todas las uvas internacionales, desde la cabernet sauvignon a la merlot; esta última, cruzada a principios del siglo XX con teroldego, dio lugar a la variedad rebo, más estructurada, intensa y compleja si bien con una trama sensorial sustancialmente afrutada.

La teroldego es una variedad tinta autóctona de la llanura Rotaliana, al norte de Trento, en dirección a Mezzolombardo. Con un intenso buqué de frutas, confituras y notas balsámicas, es fresco en boca y agradablemente suave, con recuerdos de sotobosque y humus. Envejece bien y algunos la consideran la gran uva tinta de la región.

La variedad blanca del Trentino es la nosiola. Con unas marcadas notas de avellana (avellana es nocciola en italiano, de aquí su nombre), está presente en toda la región pero sobre todo en el valle de los Lagos, un territorio que se extiende en torno a la localidad de Arco, al norte del lago de Garda. Es tierra de grandes destilados, donde la nosiola adquiere un carácter almendrado y tostado particularmente complejo y con mayor potencial para vinos de guarda. Su máxima expresión, no obstante, la encontramos en el vino santo, obtenido de uvas sometidas a un largo proceso de desecación en habitaciones bien ventiladas primero, seguido de una crianza durante al menos diez años en pequeñas barricas que se dejan sin terminar de rellenar.

De todos modos, el producto que ha dado a conocer la región del Trentino a nivel mundial es sin duda la DOC Trento, la denominación italiana de espumosos de método clásico a base de chardonnay y/o pinot noir. Unos espumosos de montaña, nacidos gracias a la intuición de un pionero como Giulio Ferrari, quien probablemente representa las mejores burbujas italianas, unos espumosos con un mínimo de dos años de crianza sobre lías (si bien los mejores se crían durante casi diez). Con unos vinos refinados, elegantes, tersos, sutiles, aunque también potentes y longevos los criados durante largo tiempo (a veces incluso en madera), la denominación de Trento es uno de los símbolos del vino italiano a nivel mundial.

En la región del Alto Adigio o Tirol del Sur destaca sobre todo una única DOC regional. Sus tintos más representativos son probablemente los elaborados a base de uva schiava, conocida en alemán como vernatsch. Ofrece unos vinos habitualmente delicados y ligeros, afrutados, minerales y de tanino suave. Se expresa con mayor personalidad en la DOC Lago di Caldaro (Kalterersee), con un posgusto ligeramente almendrado y ocasionalmente son vinos criados en madera, y en la subzona de Santa Maddalena (St. Magdalener), en este caso con vinos con una estructura más marcada. La otra variedad tinta del Alto Adigio es la lagrein, balsámica y silvestre, con cierto potencial para vinos de guarda y que da como resultado unos vinos deliciosos y refinados, tanto tintos (dunkel) como rosados (kretzer).

Entre los numerosos tintos internacionales, los que verdaderamente destacan en el Alto Adigio son los de pinot noir, considerados además los mejores de Italia por su finura y elegancia. Conocidos por una firme mineralidad, un tanino marcado y una acidez pronunciada, los vinos de pinot noir del Alto Adigio son capaces de soportar largas crianzas incluso en madera, por las que adquiere esas características notas tostadas y de tierra húmeda. Mazzon, un magnífico viñedo entre Egna y Termeno, está considerado como el corazón del pinot noir italiano de calidad.

La otra joya del vino del Alto Adigio es la uva gewürztraminer. Con unos blancos aromáticos por excelencia, típicamente centroeuropeos, esta uva adquiere en el Alto Adigio, especialmente en la zona de Termeno, un carácter más redondo y mediterráneo, con una rica estructura y una expresiva suavidad. Lichis, albaricoques, vainilla, almizcle, cítricos y fruta de la pasión constituyen el complejo mosaico de la gewürztraminer de esta región.

Además de Terlano, otras zonas interesantes en el Alto Adigio son el Valle Isarco (Eisacktaler) y Val Venosta (Vinschgau). En el primero, al lado de todas las variedades internacionales típicas de la región (sauvignon blanc, müller-thurgau, pinot blanc, pinot gris, chardonnay, kerner...) destaca la sylvaner, que ofrece blancos tersos, minerales, de fragancia contenida pero muy amables en boca y que desarrollan una sorprendente complejidad al cabo de unos años, sobre todo tras un breve paso por madera. Val Venosta, con inclinadas pendientes, ha demostrado ser un terruño extraordinario para el cultivo de la riesling renana, otra obra maestra de la viticultura de la región. Con unos vinos más verticales e incisivos que en otras zonas, donde la riesling adquiere un carácter más cálido y mediterráneo, aquí la uva nórdica por excelencia exhibe una mineralidad y una longevidad sin igual en Italia.

El Alto Adigio es también tierra de algunos importantes vinos dulces, generalmente elaborados con uvas vendimiadas tardíamente más que pasificadas. Así encontramos los dulces de moscatel rosa, pálidos y delicados, con agradables y crujientes notas de fruta. También los dulces a base de moscatel dorado, no excesivamente aromáticos, y su versión vinificada en seco, unos blancos fragantes con buena estructura. Y de nuevo, los vinos de gewürztraminer, que, en la versión afectada por la botrytis cinerea, ofrece en esta región algunos de los mejores y más equilibrados dulces de podredumbre noble de toda Italia.