Vino de Carema DOC

Ya lo decían los tratadistas del siglo XVI, los vinos de Carema se han contado siempre entre los mejores tintos del Piamonte, además de ser un importante producto de frontera por la situación limítrofe con el Valle de Aosta de la localidad. Entre los vinos de nebbiolo del norte del Piamonte, los de Carema son de los más valiosos y con una mayor historia, invitados habituales de las mesas de la corte de Saboya: hoy son uno de los Baluartes Slow Food.

Con un paisaje tan complejo como intrigante, Carema está situada a una altitud de entre 350 y 700 metros, bordada de terrazas sostenidas por encalados muros y pilares, un sistema de conducción del viñedo típico de la zona del Valle de Aosta y conocido con el nombre de tupiun en el dialecto local, unas estructuras propias de la viticultura heroica diseñadas para almacenar calor durante el día y distribuirlo luego en las frías noches alpinas.

Son vinos nobles y austeros, que requieren una crianza mínima de dos años para que una añada pueda salir al mercado, o tres en el caso de los reservas, cuyo envejecimiento transcurre mayoritariamente en grandes toneles de roble.

De color granate antes de evolucionar a naranja, los vinos de Carema son grandes vinos, con amplios y elegantes aromas de rosas, violetas, mermelada de frutos rojos, especias, tabaco, cuero. En boca son estructurados, sutiles y de una elegancia extraordinaria, con un tanino vivo y enérgico, aun así de un equilibrio perfecto. Son vinos con un final larguísimo, destinados a ser grandes vinos de guarda.