Vino de Abruzos
La realidad del vino de los Abruzos en tiempos de Ovidio no tiene nada que ver con la de hoy. Región de mar y de montaña, caracterizada siempre por una producción de cantidad, en la actualidad es la calidad, por no decir la excelencia, la gran virtud de esta preciosa tierra de vinos. La viticultura de los Abruzos, si bien se extiende hasta la costa del Adriático, se desarrolla sobre todo en las faldas de las montañas en el interior, donde los suelos son arcillosos con capas arenosas y donde el clima abarca desde el mediterráneo al templado, siempre con una buena ventilación y con contrastes térmicos cada vez más pronunciados.
Masciarelli Montepulciano Marina Cvetic 2020
Tenuta Ulisse Montepulciano Amaranta 2021
Zaccagnini Montepulciano d'Abruzzo Tralcetto 2022
La Valentina Montepulciano Bellovedere 2016
Emidio Pepe Montepulciano d'Abruzzo 2021
ECO
Torre dei Beati Bianchi Grilli per la Testa 2022
ECO
San Biagio Montepulciano d'Abruzzo Cafone 2020
ECO
San Biagio Montepulciano d'Abruzzo 2016
ECO
Marramiero Trebbiano d'Abruzzo Anima 2021
Marramiero Montepulciano d'Abruzzo Incanto 2019
Zaccagnini Montepulciano d'Abruzzo Tralcetto Riserva 2020
Zaccagnini Tralcetto Rosso Ed. Limitada AMREF 2019
Marramiero Trebbiano d'Abruzzo Altare 2021
Zaccagnini Colline Pescaresi Novello Ikebana 2021
Illuminati Montepulciano d'Abruzzo Zanna 2017
Cataldi Madonna Cerasuolo Piè delle Vigne 2019
Cataldi Madonna Montepulciano Malandrino 2019
Abruzos
La realidad del vino de los Abruzos en tiempos de Ovidio no tiene nada que ver con la de hoy. Región de mar y de montaña, caracterizada siempre por una producción de cantidad, en la actualidad es la calidad, por no decir la excelencia, la gran virtud de esta preciosa tierra de vinos. La viticultura de los Abruzos, si bien se extiende hasta la costa del Adriático, se desarrolla sobre todo en las faldas de las montañas en el interior, donde los suelos son arcillosos con capas arenosas y donde el clima abarca desde el mediterráneo al templado, siempre con una buena ventilación y con contrastes térmicos cada vez más pronunciados.
En los Abruzos, una viticultura particularmente tradicional ha permitido conservar algunos antiguos sistemas de conducción del viñedo, como las pérgolas, reemplazadas por los nuevos emparrados en espaldera solo parcialmente. La variedad tinta más representativa de la región es la montepulciano. Tardía, con un carácter rústico y herbáceo, es una uva difícil de vinificar, que da vinos de un color rojo intenso pero con reflejos a menudo púrpuras, una fragancia de frutas del bosque y fruta cocida, eventualmente acompañada de un fondo tostado y especiado tras la crianza. Suaves pero particularmente frescos y joviales, con tanino marcado, los vinos de montepulciano son los protagonistas de todas las denominaciones regionales. En el área tutelada por la DOC Montepulciano d'Abruzzo se encuentran las zonas adriáticas de las Terre dei Vestini, más marinas y mediterráneas, los terrenos montañosos de Casauria, Valle Peligne y Capestrano, que en las faldas de los macizos de la Majela y del Gran Sasso dan unos vinos tensos, minerales, longevos y admirables por su elegancia, y la provincia del Teramano, con la DOCG Montepulciano d'Abruzzo Colline Teramane, que produce, por la estructura y la categoría del envejecimiento de sus vinos, algunas de las mejores joyas de esta tipología.
Unas características similares adquieren, en estas mismas distintas áreas, los blancos regionales, acogidos a la DOC Trebbiano d'Abruzzo. Toman el nombre de la variedad trebbiano pero, en realidad, son vinos con un carácter y una personalidad altísimos, capaces de soportar largas crianza sobre lías y un reposo en bodega de decenas de años. Son vinos intensos, afrutados y florales, majestuosamente minerales en los pagos más selectos de montaña, y cuentan con una buena estructura, una rica persistencia y son muy aptos como vinos de guarda. Gran parte de la producción de rosado se obtiene de uvas de montepulciano, que aquí se vinifica bajo la etiqueta de la DOC Cerasuolo d'Abruzzo, unos rosados casi tintos tanto por su color como por su estructura, criados en barricas o en ánforas en algunas ocasiones.
Completan el panorama de denominaciones la DOC Controguerra, limítrofe con la región de las Marcas, y la pequeña DOCG Tullum, ambas empeñadas en demostrar el valor de sus vinos, tanto los monovarietales elaborados con uvas autóctonas, como aquellos mezclados con uvas internacionales, ya sean blancas o tintas. Entre las variedades autóctonas blancas cabe destacar la passerina y la pecorino, comunes en la región de las Marcas —con vinos más sencillos y afrutados los de la primera; más redondos, con mayor estructura, más minerales y longevos los de la segunda— y la cococciola, con vinos frescos, crujientes y carnosos.