Vino de Georgia
Pese a que Georgia fue uno de los primeros pueblos de la humanidad en elaborar vino, en la actualidad, sus vinos raramente traspasan sus fronteras o las de los países vecinos como Rusia. Georgia posee un patrimonio vitivinícola envidiable, entre el que destacan 35 variedades autorizadas (la mayoría, autóctonas) y el uso de técnicas ancestrales de vinificación como la crianza del vino en qvevri, recipientes de barro sellados con cera de abeja y enterrados en la tierra. La mayor parte de sus viñedos se encuentran en pendientes orientadas al sur, protegidas de los gélidos vientos del norte por la cordillera del Cáucaso y sus viñas producen algunos de los vinos más sorprendentes del mundo.
Georgia
Pese a que Georgia fue uno de los primeros pueblos de la humanidad en elaborar vino, en la actualidad, sus vinos raramente traspasan sus fronteras o las de los países vecinos como Rusia. Georgia posee un patrimonio vitivinícola envidiable, entre el que destacan 35 variedades autorizadas (la mayoría, autóctonas) y el uso de técnicas ancestrales de vinificación como la crianza del vino en qvevri, recipientes de barro sellados con cera de abeja y enterrados en la tierra. La mayor parte de sus viñedos se encuentran en pendientes orientadas al sur, protegidas de los gélidos vientos del norte por la cordillera del Cáucaso y sus viñas producen algunos de los vinos más sorprendentes del mundo.
Los vinos naranja están considerados como "vinos de antaño" por el hecho de elaborarse, a partir de uvas blancas, del único modo con el que antiguamente podían elaborarse los vinos. Son originarios de Georgia, precisamente donde se cree que nació el vino. Ocho mil años de historia en Georgia transmitiendo las técnicas de cultivo y vinificación más ancestrales, consistentes en dejar macerar los mostos en contacto con los hollejos y realizar fermentaciones muy lentas en las típicas ánforas de barro, llamadas allí qvevri, con una capacidad media de 1000 litros.
La vinificación en estas ánforas almacenadas bajo tierra, herméticamente selladas y recubiertas de cera para proteger el vino de una excesiva oxidación, es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: en Georgia, algunas ánforas de más de 250 años de edad siguen todavía en uso, con su típica forma cónica y el fondo en forma de huevo, responsable de favorecer el depósito natural de lías y fangos en el interior, facilitando así la decantación en el momento del trasiego.