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CARRITO
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Vino de Cahors AOC

La AOC Cahors recibe su nombre de la ciudad homónima, capital del departamento del Lot, al suroeste de Francia. Las aproximadamente 4.500 hectáreas de viñedo se encuentran a ambas orillas del río Lot y configuran una de las regiones vitivinícolas más antiguas e históricamente reputadas de todo el país.

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Cahors AOC

La AOC Cahors recibe su nombre de la ciudad homónima, capital del departamento del Lot, al suroeste de Francia. Las aproximadamente 4.500 hectáreas de viñedo se encuentran a ambas orillas del río Lot y configuran una de las regiones vitivinícolas más antiguas e históricamente reputadas de todo el país.

Ya en el siglo I los romanos crearon en estas tierras los primeros viñedos y, desde el siglo XII, los vinos de Cahors fueron exportados masivamente hacia el puerto de Burdeos y desde allí hacia el norte de Europa. Desde esas fechas, la notoriedad de los vinos de Cahors no dejó de crecer, siendo considerado un vino de gran nobleza que se servía en las cortes de medio mundo. En Rusia, por ejemplo, los zares lo adoptaron como vino de gala y la iglesia ortodoxa como vino litúrgico. Desafortunadamente, la filoxera destruyó la práctica totalidad del viñedo, pero dio tiempo a que la cepa malbec viajara hacia Argentina para crear el viñedo de Mendoza, al pie de la cordillera de los Andes. Al término de la Segunda Guerra mundial, algunos viticultores decidieron unirse para reactivar el viñedo de Cahors y empezaron a apostar con fuerza por una producción de gran calidad. Sus esfuerzos llevaron a la región a conseguir la AOC en 1971 y, desde entonces, la notoriedad internacional del vino de Cahors no ha dejado de crecer, recuperando, poco a poco, el prestigio de antaño.

El viñedo se encuentra enclavado en terrazas y laderas con guijarros y suelos de grava. Sobre él se sigue cultivando, principalmente (también merlot y tannat), la variedad de uva local: el malbec, conocido localmente como auxerrois o côt. Dicha uva, que realza el color de los vinos por su riqueza en pigmentos, es la responsable de que el vino de Cahors haya recibido durante siglos el apelativo de vino negro. Por su solidez y tanicidad los cahors son buenos para el envejecimiento, pudiéndose guardar de 4 a 8 años, incluso más en las grandes cosechas. No obstante, pueden también consumirse jóvenes, cuando su color y su fruta resultan más intensos.

En general, los tintos de Cahors son de color morado oscuro y tienen una gran complejidad aromática. Detrás de frutas rojas y negras (ciruelas, moras y grosellas), aparecen notas de especias como la canela o la pimienta, acompañadas con frecuencia de recuerdos a cacao, matorral o, incluso, a trufa. En boca son vinos potentes y tánicos que combinan con maestría potencia y elegancia. Equilibrados, voluminosos y largos, suelen acabar en finos apuntes de regaliz o violeta, a los que el tiempo de botella añadirá nuevos matices año tras año.

Funcionan muy bien con embutidos no demasiado picantes, con caza o setas y, muy especialmente, con la tradicional cassoulet del sur de Francia.

    Bodegas emblemáticas