Vino de Pessac-Léognan AOC
La AOC Pessac-Léognan ocupa uno de los distritos vinícolas más antiguos de Burdeos y cuenta con parcelas que aparecen ya en documentos con fecha del año 1423. Situada a las afueras de la capital bordelesa, adquirió su propia denominación en 1987, cuando se escindió del resto de los viñedos de Graves y adoptó el nombre de dos de los pueblos más emblemáticos de la región. En la actualidad, agrupa todos los Grands Crus de Graves.
Château La Mission Haut-Brion 2017
Château Les Carmes Haut-Brion 2020
Château La Mission Haut-Brion Blanc 2020
Château Smith Haut Lafitte Blanc 2020
Château Gazin Rocquencourt Blanc 2010
Les Demoiselles de Larrivet Haut-Brion 2013
La Chapelle de La Mission Haut-Brion 2016
Pessac-Léognan AOC
La AOC Pessac-Léognan ocupa uno de los distritos vinícolas más antiguos de Burdeos y cuenta con parcelas que aparecen ya en documentos con fecha del año 1423. Situada a las afueras de la capital bordelesa, adquirió su propia denominación en 1987, cuando se escindió del resto de los viñedos de Graves y adoptó el nombre de dos de los pueblos más emblemáticos de la región. En la actualidad, agrupa todos los Grands Crus de Graves.
Sus aproximadamente 1500 hectáreas plantadas sobre compuestos de gravas y piedras redondas, con arena y arcilla en el subsuelo, permiten a variedades tintas como la cabernet sauvignon, la merlot, la cabernet franc, la petit verdot y la malbec, y también a uvas blancas como la sauvignon blanc y la sémillon, mostrar un fuerte carácter que define su tipicidad, el estilo particular de los vinos de Pessac-Léognan.
En este rincón de Burdeos, los suelos concentran más grava que en el resto de Graves y en sus fincas se erigen los mejores châteaux, como Château Pape Clément (con más de 700 años de historia), Domaine de Chevalier y Château Haut-Brion, el único premier cru de la región incluido en la clasificación de 1855. La zona ha recibido importantes inversiones en los últimos años y produce ya una cuarta parte del vino de la región de Graves.
En Pessac-Léognan se elabora vino tinto y blanco, pero el tinto, que supone entre el 75-80% de la producción, es su producto estrella. Son vinos de estilo similar a los del Médoc, nobles y de buena estructura, de intensa mineralidad. Tienen un color cereza picota intenso y profundo, y potentes y complejos aromas de fruta de bosque bien madura, regaliz y violetas; desarrollan también notas ahumadas y de pan tostado. En boca, los vinos tintos de Pessac-Léognan se muestran carnosos, equilibrados y con taninos firmes; quizás no alcancen el esqueleto tánico del Médoc, ni la encantadora fruta de Saint-Émilion, pero resultan finos y muy equilibrados, con hermosas notas de cereza, tabaco y chocolate adornando, a menudo, un final equilibrado y placentero. Un tiempo en botella integra los taninos, suavizando los vinos y tornándolos más complejos.
Los blancos, escasos, son unos de los mejores de Burdeos, voluminosos, frescos y capaces de envejecer de maravilla; pese a ser minoritarios siguen mejorando añada tras añada y ganando en popularidad. Suelen fermentarse en barrica y elaborarse con maceración pelicular, buscando potenciar la aromática; están hechos principalmente con sauvignon blanc, incluso como monovarietal. Su fruta en ocasiones casi tropical se torna melosa con el tiempo en botella; los tonos pálidos y brillantes de su juventud se convierten en dorados a medida que envejecen. En nariz son concentrados, personales y muy equilibrados. La sémillon da cuerpo y, gracias a un aroma más neutro, asimila mejor la barrica; la sauvignon nos regala la viveza y la fruta; el conjunto resulta cremoso, fresco y de excelente equilibrio.