Vino de Valdeorras

La riqueza de los recursos naturales y la fertilidad de sus tierras, convirtieron a Valdeorras en espacio de acogida de numerosos pueblos a lo largo de la historia. Como testimonio de la presencia antigua del hombre, todavía hoy podemos ver restos megalíticos, además de trazos rupestres y petroglifos.

Las primeras citas históricas referentes a Valdeorras aparecen en las fuentes clásicas: Plinio, menciona a los «Gigurros», como los antiguos pobladores de Valdeorras. De ellos surgió la voz Orras; Val de Geurres (Valdeorras) sería, por lo tanto, el valle de los Gigurros. La llegada de las legiones romanas supuso un cambio drástico en la vida diaria, los romanos trasladaron los núcleos poblacionales a zonas llanas. plantaron viñedos y construyeron lagares, dando así origen a una cultura, hoy secular, en la atención de la viña.

Tras la unificación político-religiosa de la Península Ibérica, después de la invasión árabe, llegó un período de paz y esplendor. Con las influencias de los grandes monasterios, la cristianización y el asentamiento de las órdenes monásticas, comienza una época de transición que desembocará en uno de los tiempos más interesantes en el devenir histórico del valle. El vino era indispensable en la economía de los santuarios y se contabilizaban infinidad de terrenos dedicados a su labor.

En 1882, la filoxera invadió los viñedos de Valdeorras, destruyendo más de 1.000 hectáreas en pocos años. Sin embargo, fue un ilustre valdeorrés, llamado José Núñez, quien descubrió el antídoto para exterminar la plaga: el injerto de castas europeas sobre patrones de origen americana. Tras un exhaustivo trabajo, la comarca logró recuperar la abundancia de sus viñedos.

Hoy en día, la calidad de los vinos de Valdeorras la convierte en todo un referente en el sector y despierta el interés nacional e internacional. En esta región, el vino se vive como la expresión máxima de la tierra, especialmente desde la constitución de la DO, allá por 1945.

SITUACIÓN

Valdeorras, la comarca más oriental de la provincia de Ourense, está situada en la Galicia próxima a la provincia de León, en el noroeste de España. El Consejo Regulador, órgano que rige los destinos de la Denominación de Origen, abarca las superficies vitícolas de los municipios de A Rúa, Carballeda de Valdeorras, Larouco, O Barco, O Bolo, Petín, Rubiá y Vilamartín.

VIÑEDOS (SUELO Y CLIMA)

Las zonas de producción ocupan gran parte de las cuencas de los ríos Sil, Xares y Bibei. En ellas, el clima es más seco que en el resto de Galicia, mezclándose la influencia atlántica con rasgos de la continental. La temperatura media es de unos 11ºC y el índice de lluvias oscila entre los 850 y los 1.000 mm anuales, con una insolación total (de marzo a septiembre) de 2.100-2.200 horas. Los inviernos son fríos, los veranos cálidos y los otoños y primaveras, suaves. La altitud es perfecta para el cultivo de la vid, al situarse toda la comarca entre los 300m y los 700m.

La historia geológica de la comarca provocó que gran parte de su suelo esté compuesto por pizarras, cuarcitas y esquistos. Durante los últimos 2.500 millones de años, Valdeorras ha sufrido numerosos cambios climáticos y etapas glaciares que han dejado numerosas huellas en las zonas montañosas, constituyendo un paisaje natural único, con la formación de terrazas fluviales y un fuerte encajonamiento de los cauces. Los suelos son variados, desde los pizarrosos, poco profundos, pasando por los graníticos, más ricos en arena, hasta los que se asientan sobre sedimentos y terrazas, donde abundan los cantos rodados. La Denominación de Origen Valdeorras presenta una gran diversidad de suelos para la superficie de viñedo inscrita que posee, 1.300 hectáreas. El río Sil atraviesa la comarca de este a oeste, originando un valle con marcado carácter asimétrico: laderas con mucha pendiente en su margen izquierdo y más suaves en el derecho. Otros ríos menos caudalosos como Xares, Bibei, Cigüeño y Casaio no llegan a formar valles, pero proporcionan laderas donde se cultiva el viñedo, pudiendo observarse bancales en pendientes. Estos suelos de exposición sur, siempre han sido considerados de vocación vitícola, al proporcionar menos fertilidad y buen drenaje, lo que garantiza un rendimiento más moderado y con uvas de maduración adecuada.

UVAS

La DO nació con la vocación de trabajar en la recuperación de variedades autóctonas como godello y mencía. Así, las variedades de castas autorizadas son:

- para los blancos: - preferentes: godello, dona branca, loureira, treixadura, dona branca, albariño, torrontes y lado.

- autorizada: palomino.

- para los tintos: - preferentes: mencía, sousón, brancellao, merenzao, tempranillo, caíño tinto, espadeiro y ferrón

- aceptadas: gran negro, garnacha tintorera y mouratón.

VINOS

VALDEORRAS GODELLO: 100% godello.

VALDEORRAS CASTAS NOBLES: con un mínimo de 85% de variedades preferentes.

VALDEORRAS BLANCO: elaborados con las variedades preferentes o autorizadas blancas.

VALDEORRAS MENCÍA: 85% de Mencía.

VALDEORRAS CASTAS NOBLES: con un mínimo de 85% de variedades tintas preferentes.

VALDEORRAS TINTO: con las variedades preferentes o autorizadas tintas.

ESPUMOS: vino espumoso obtenido según el método tradicional, elaborado con un mínimo del 85% de uva de la variedad godello.

TOSTADO: Vino naturalmente dulce elaborado a partir de las variedades tintas o de Godello.

La godello es una uva de excelente calidad y tiene un perfil aromático complejo y diverso. Se trata de un racimo pequeño y denso cuya baya es de tamaño mediano con un color entre verde y amarillo. Produce vinos blancos finos y delicados, con cuerpo, graduación más bien baja y una equilibrada acidez. Desprende intensos aromas frutales (manzana) y florales, con toques minerales y herbáceos.

Por su parte, la mencía posee color y textura parecidos a los del cabernet franc. Su intenso color frambuesa anticipa seductores tonos florales y afrutados (frutas silvestres), una boca con taninos suaves y redondos y una gran capacidad de expresión del terroir. Es una variedad ideal para producir vinos jóvenes, pero ha demostrado también ser capaz de mejorar con crianzas bien razonadas.