Vino de La Palma

Se cree que las primeras vides se plantaron en La Palma en 1505. Fueron los conquistadores quienes trajeron las plantas consigo y, dada su distinta procedencia, los que contribuirían sin saberlo, a la amplia diversidad varietal de la que goza actualmente la isla. En el siglo XVI los vinos de La Palma se impusieron en las principales cortes europeas, pero llegado el año 1848 se constató un importante declive en la producción de vino que el oídio y el mildiu culminaron. Hacia 1950, el plátano ocupó muchas de las tierras de viñedo y la recuperación no empezó hasta que en 1994 se creó la denominación de origen.

Hoy, la denominación de origen La Palma produce vinos blancos, rosados, tintos y dulces, de entre los cuales los más reconocidos son precisamente estos últimos, elaborados con la fragante malvasía. Los vinos de tea, vinos envejecidos en pino canario (tea) que adquieren aromas resinosos, son otra de las grandes joyas enológicas de la isla.