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Vino de Empordà

La cultura del vino llegó a Cataluña aproximadamente en el s.VI a.C., desde el sur de la Península Ibérica con los fenicios y por el norte, gracias a la más importante colonia griega del país, Empúries. Dicha ciudad, pasados los siglos, daría nombre a toda la comarca del Empordà. Cuatro siglos más tarde, ya hay constancia arqueológica y documental de que los vinos de los territorios de Emporiae y de otros lugares de la Tarraconense son conocidos en los mercados interiores, en otras provincias del Imperio Romano y en la propia metrópoli.

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Empordà

La cultura del vino llegó a Cataluña aproximadamente en el s.VI a.C., desde el sur de la Península Ibérica con los fenicios y por el norte, gracias a la más importante colonia griega del país, Empúries. Dicha ciudad, pasados los siglos, daría nombre a toda la comarca del Empordà. Cuatro siglos más tarde, ya hay constancia arqueológica y documental de que los vinos de los territorios de Emporiae y de otros lugares de la Tarraconense son conocidos en los mercados interiores, en otras provincias del Imperio Romano y en la propia metrópoli.

En la Edad Media, cuando las viñas crecían cerca de las abadías y monasterios, en las faldas de la montaña de Rodes se fueron escalonando bancales plantados de cepas, tuteladas por el monasterio de Sant Pere de Rodes; Sant Quirze de Colera o Santa Maria de Vilabertran, también monasterios, constan igualmente como propietarios de viñas en el Empordà.

En los siglos XVIII y XIX, la viña pone en evidencia su capacidad colonizadora y simboliza el impulso agrícola, traducido en un importante crecimiento demográfico en su zona de cultivo y en la conformación de un paisaje propio de cipreses, muros, barracas y bancales de piedra seca. La plaga de la filoxera, aparecida en el año 1879 en una viña de Rabós d’Empordà, antes que en ninguna otra viña catalana, arruina totalmente este periodo próspero de los vinos ampurdaneses. La reanudación es dura y nunca más se recupera para la viña toda la tierra que había ocupado antes de la plaga.

El movimiento de las bodegas cooperativas abre una nueva etapa que permite sumar esfuerzos en la mejora de la calidad en el proceso de elaboración del vino, construyendo nuevas bodegas y mejorando el sistema de comercialización. Igualmente, la iniciativa privada se suma enseguida a estos esfuerzos y el vino de calidad del Empordà empieza a ser conocido y apreciado en muchos mercados.

SITUACIÓN

El Empordà, en el extremo nororiental de Cataluña, presenta un paisaje de contrastes, con los límites naturales de los Pirineos al norte y el mar Mediterráneo, con la espectacular Costa Brava al este, lo que lo convierte en un lugar único, un territorio extraordinario entre mar y montaña, marcado por la presencia del viento del norte, la tramontana.

La zona de producción de la DO Empordà engloba un total de 48 municipios distribuidos en dos comarcas: 35 municipios del Alt Empordà y 20 municipios del Baix Empordà. La zona de producción del Alt Empordà se encuentra en el extremo nororiental de Cataluña (desde la ciudad de Figueres hacia el norte hasta la frontera con Francia), resguardada en las faldas de las sierras de Rodes y de las Alberas. La zona de producción del Baix Empordà, más al sur, se encuentra delimitada al norte por el macizo del Montgrí, al suroeste por el macizo de Les Gavarres, que forma una llanura costera con el macizo de Begur, y al este por el Mediterráneo.

VIÑEDOS (SUELO Y CLIMA)

La DO Empordà presenta una gran heterogeneidad de terrenos que, mayoritariamente, son de textura arenosa y pobres en materia orgánica, idóneos para la producción de vinos de elevada calidad. Generalmente son ácidos y están situados desde el nivel del mar hasta un máximo de 260m de altitud.

Cabe distinguir las zonas de la llanura ampurdanesa, donde predominan los suelos de origen aluvial, de las zonas y faldas de montaña, donde los suelos son de pizarra y graníticos, con paisajes de gran belleza.

El rasgo climático más característico y con más impacto sobre el cultivo es el fuerte viento del norte, la Tramontana, con rachas que a menudo superan los 120 kilómetros por hora. Sus efectos son muy beneficiosos para el buen estado sanitario de la viña, pues evita el exceso de humedad que podría derivar en enfermedades fúngicas.

Los inviernos son suaves, con pocas heladas, y los veranos calurosos, atemperados por las brisas marinas. La temperatura media anual está comprendida entre los 14 y los 16ºC. La pluviometría se sitúa alrededor de los 600 litros anuales. En lo que se refiere a la temperatura y la insolación, la zona ampurdanesa se sitúa en la región III de la clasificación Winkler y Amerine, lo que la convierte en idónea para el cultivo de variedades de ciclo mediano y largo, y extraordinaria para la elaboración de vinos dulces naturales.

UVAS

Los actuales viñedos de la Denominación de Origen son mayoritariamente de antigua implantación, con viñas de más de 30 años de edad. Esto resulta muy positivo desde el punto de vista de la calidad del producto final, ya que es conocido el hecho de que las viñas antiguas producen vino de gran calidad. Paralelamente, en los últimos años, han experimentado una importante renovación y mejora para adaptarlas a las técnicas de cultivo modernas y realizar ciertos cambios varietales.

En lo que se refiere a las variedades tintas, domina la cariñena o samsó, que constituye la base de la viticultura ampurdanesa junto con la garnacha tinta (denominada en la zona lledoner). Estas variedades tradicionales se complementan con nuevas variedades que se van introduciendo, como pueden ser tempranillo, cabernet sauvignon, merlot y syrah.

Las variedades viníferas blancas dominantes son la garnacha blanca y el macabeo. En mucha menor proporción se encuentran el moscatel, el tradicional xarel.lo y otras de nueva implantación, como chardonnay, sauvignon blanc y gewürztraminer.

Variedades recomendadas y autorizadas

Variedades blancas:

- Recomendadas: cariñena blanca, garnacha blanca, garnacha roja, macabeo (viura) y moscatel de Alejandría.

- Autorizadas: chardonnay, gewürztraminer, malvasía, moscatel de grano menudo, picapoll blanco, sauvignon blanc y xarel·lo.

Variedades tintas

- Recomendadas: cariñena y garnacha.

- Autorizadas: cabernet sauvignon, cabernet franc, merlot, monastrell, ull de llebre (tempranillo), syrah y garnacha peluda.

VINOS

La gama de vinos ampurdaneses es muy amplia. Los vinos tintos son de elevada calidad, con cuerpo, bien constituidos y armónicos, en ocasiones matizados por una cuidadosa crianza. Estos vinos de reserva y crianza presentan notas aromáticas muy características; son complejos y balsámicos, de elegante fragancia, con toques de especias, pero manteniendo siempre los aromas de la fruta. Una vez en boca se expresan con plenitud, mostrándose sabrosos y muy persistentes.

Se elaboran vinos blancos frescos y de tacto seductor, frecuentemente con variedades autóctonas, pero también otros monovarietales de notable calidad. Los blancos criados en madera son especiados y cremosos, envolventes y muy versátiles gastronómicamente. Los rosados, caracterizados tradicionalmente por un color cereza bien definido, exhiben una gran personalidad y aroma delicado, resultando frescos y de graduación alcohólica moderada.

Una singularidad de la zona es la Garnatxa de l’Empordà, vino dulce natural elaborado con la variedad de uva que le da nombre. Generoso, con el sabor propio de la uva madura, sabe ser cálido y sedoso. Sus virtudes lo convierten en un vino de postres excepcional, junto con el otro vino dulce propio de la zona, el Moscatell de l’Empordà.

Las mistelas, los vinos de uva sobremadurada y los vinos espumosos completan la oferta vitivinícola del Empordà.