Verdejo o albariño
¿Qué diferencias hay entre un verdejo y un albariño?
Las principales diferencias entre un verdejo y un albariño pueden resumirse en dos colores. Asociamos los verdejos con el color verde y los albariños con un verde-amarillo. No es que los vinos sean de este color, sino que asociamos las sensaciones que desprenden con elementos verdes, por ejemplo, o con frutas verdes-blancas-amarillas.
Los vinos de verdejo exhiben notas herbáceas y vegetales; su atributo más puro y principal es el de la hierba fresca, heno o césped recién cortado; en los verdejos las notas frutales aparecen en un segundo plano. En cambio, los vinos de albariño se describen primero con aromas frutales, con notas de frutas ácidas como la manzana verde, la lima o el limón maduros, y frutas de hueso como el albaricoque o los nísperos; en los albariños, los aromas secundarios son los florales.
Tanto verdejos como albariños son vinos con una buena acidez. La acidez de los verdejos suele ser más amable mientras que la de los albariños es una acidez tensa; y si la mineralidad de los verdejos es pétrea, austera, en los albariños es húmeda, una acidez salina. Los verdejos se caracterizan por un final amargoso mientras que la sapidez de los albariños activa las pupilas gustativas provocando la salivación.
Unos y otros son muy aptos para el copeo y el aperitivo, pero también son gastronómicos. Los verdejos son untuosos, frescos y placenteros y maridan de maravilla con ensaladas, espárragos verdes, verduras asadas y quesos de cabra frescos, mientras que los albariños, más intensos, son insuperables acompañando manjares marinos: mariscos, pescados y paellas.
A partir de aquí, infinidad de factores hacen que un verdejo diste mucho de otro o que dos albariños de una misma bodega sean completamente distintos. Más allá de la variedad, la personalidad de cada vino depende en gran manera también de la tipología de los suelos, la edad de las viñas, la singularidad de algunas fincas, si está criado sobre lías, en madera, cemento o en barro.
La mayoría de verdejos y albariños que encontramos hoy en el mercado son vinos jóvenes. Los verdejos y albariños de crianza son muy escasos todavía, aunque cada vez son más los ejemplos que demuestran la longevidad y potencial de envejecimiento de los vinos elaborados con estas dos uvas tan singulares. Empiezan a ser numerosos y extraordinarios los verdejos fermentados o criados en barricas. Y algunos albariños con años de reposo en botella son espectaculares.
¿Algunos ejemplos para comprobarlo?
Intenten identificar ese denominador común entre los verdejos de Javier Sanz, Marqués de Riscal, Viñedos de Nieva, José Pariente, Naia o Menade, y compárenlos luego con algunas de las creaciones de Esmeralda García, Beatriz Herranz, Ismael Gozalo o Isaac Cantalapiedra.
Repitan la experiencia con los albariños de Palacio de Fefiñanes, Martín Códax, Zárate, Pazo de Señoráns, Tricó, Gerardo Méndez... y no olviden añadir algún Leirana de Forjas del Salnés, Pedralonga, Veigamoura o algún viñedo singular de Benito Santos. ¡Las diferencias se multiplicarán!