Las islas a través de sus vinos
Islas Canarias, Baleares, Sicilia, Cerdeña... ¿Qué sería del verano sin ellas y sus vinos?
Los vinos de las islas son siempre particulares. El mar supone un cierto aislamiento y su brisa, sus olores y su efecto termorregulador, entre otros muchos factores, contribuyen a dibujar tierras especiales que permiten elaborar vinos únicos. Algunas islas son de origen volcánico, hecho que añade aromas ahumados a los vinos (los recuerdos a cenizas tan comunes en los vinos canarios, por ejemplo) y, en la mayoría de islas, existe un buen número de variedades de uva tradicionales inexistentes o poco comunes en otras regiones; tal es el caso de uvas baleares como la mantonegro o la callet o de variedades sicilianas como la grillo o la nero d'Avola.
En la zona situada, aproximadamente, entre los paralelos 30º y 40º norte se dan circunstancias óptimas para el cultivo de la vid. Las estaciones son amables, las lluvias suficientes y la insolación abundante, todos ellos factores que explican la proliferación de viñedos y otros cultivos en dichas regiones. Las Islas Canarias, las Baleares, Sicilia o Cerdeña producen desde hace siglos algunos de los vinos más originales del planeta, aunque su distancia respecto al continente no siempre les asegura la popularidad que por su calidad merecen.
Islas Canarias
En las Islas Canarias son celebres los dulces de malvasía de Lanzarote y los tintos de variedades locales como el listán negro del tinerfeño Valle de la Orotava.
Islas Baleares
La isla de Mallorca es el mayor productor de las Islas Baleares, con vinos icónicos elaborados con la delicada uva callet o blancos elaborados con uva premsal, la seductora adaptación del xarel·lo al clima balear.
Sicilia
En suelo italiano destacan, muy especialmente, los vinos de Sicilia y Cerdeña. En los suelos volcánicos y calcáreos de la primera, la mayor isla del Mediterráneo, se producen monovarietales de Nero d’Avola, mientras que en la remota Pantelleria se elaboran vinos dulces de prestigio mundial.
Cerdeña
En Cerdeña, la uva reina es la cannonau, adaptación de la garnacha al terruño de la isla; con ella se elaboran vinos que combinan toda la amabilidad de la variedad con el carácter de los vinos isleños mediterráneos.