Riesling: todo lo que necesita saber sobre esta uva y sus vinos
La uva riesling recibe el sobrenombre de diva y no por casualidad: es, probablemente, la variedad de mayor elegancia y distinción del mundo.
La uva riesling
La variedad riesling es un cruce entre la heunisch (o gouais blanc) y otra uva que por el momento se desconoce. Sus bayas son redondas, de color amarillo verdoso y tamaño moderado.
Es un uva que requiere temperaturas frescas, buen drenaje y zonas soleadas. Debe madurar lentamente y cultivarse buscando rendimientos moderados. En climas cálidos madura con demasiada prontitud, dejándose buena parte de su encanto por el camino.
Gracias a su buena resistencia al frío ha colonizado el viñedo alemán desde hace siglos y la imagen de viejas cepas de riesling cubriendo las laderas de los ríos en busca de insolación y una sensación algo más atemperada se ha convertido ya en icónica.
¿Por qué la riesling es una uva tan adorada?
No existe demasiada variabilidad entre sus clones y no muta con facilidad. Pese a que existen un elevado número de clones, las diferencias entre ellos son mínimas, por lo que los vinos de riesling tienen siempre una esencia común.
Además, refleja el carácter del viñedo con gran nitidez y es capaz de adaptarse a la mayoría de terrenos. Resiste muy bien el frío gracias a su dura madera y al brotar tarde evita la mayor parte de las heladas.
Por si todo esto fuera poco, sus vinos envejecen de maravilla, los mejores durante varias décadas.
¿Cómo es un vino de riesling?
Los vinos de riesling son vinos de acidez elevada con un marcado carácter afrutado cítrico y floral. Los sabores más jóvenes del riesling incluyen la manzana, el pomelo, la grosella o la hierba recién cortada, mientras que, al envejecer adquiere notas de panal de abejas, mazapán, torta de mantequilla o manzanas asadas, incluso de petróleo.
Riesling y roble nuevo no se llevan demasiado bien. En cambio, la madera vieja de gran volumen lima puntas y añade complejidad. Únicamente en zonas de clima algo más templado como Pfalz, en las que la uva adquiere mayor graduación, puede la riesling asimilar algo de madera nueva con cierta naturalidad.
En lo que se refiere a los distintos tipos de suelo, la pizarra le aporta toques ahumados, mientras que otras composiciones minerales pueden derivar en tonos acerados, alquitranados o terrosos.
Según la madurez de la uva los aromas del vino pueden variar desde los de lima y pedernal hasta los de albaricoques maduros o piñas, siempre con un toque floral y especiado de fondo y una reconfortante sensación de dulzor en su final. Humo, melocotón o membrillo son también aromas recurrentes en los vinos de riesling.
Por su riqueza organoléptica, no requiere de otras uvas para mostrar complejidad; tiene frescor, aroma y capacidad de envejecimiento. De hecho, los mejores riesling pueden envejecer durante 15 años, incluso más allá en el caso de los vinos dulces más exclusivos.
Los vinos dulces
La uva riesling es la responsable de vinos blancos secos de marcado carácter cítrico y mineral. Sin embargo, gracias a su elevada acidez, produce también unos rieslings dulces de extraordinario equilibrio.
Vinos de hielo y Trockenbeerenauslese son los ejemplo más dulces en Alemania, con Beerenauslese, Auslese y Spätlese (cosecha tardía), formando una progresiva degradación hasta los ejemplos más secos.
En Alsacia, los vinos dulces se dividen entre VT (vendange tardive) y SGN (sélection de grains nobles).
Los vinos de riesling en Alemania
Ya en el siglo XV se cultivaba la uva riesling en las proximidades del Rin. En los siglos posteriores empezó a expandirse por el Mosela llegando en el XVIII a ocupar viñedos íntegramente, algo que supuso una auténtica revolución. En el siglo XIX se empezó a plantar masivamente, la variedad se convirtió en la uva reina de Alemania y los rieslings alemanes empezaron su camino a la fama.
El valle del Mosela es en sí mismo un espectáculo natural gracias a sus pendientes extremas cubiertas de viñedos que miran hacia el río buscando su bonanza. El clima es frío, como bien podrían certificar desde la bodega Günther Steinmetz. Las uvas sufren para madurar, pero el esfuerzo merece la pena, pues los suelos de pizarra y la rudeza climatológica resultan en vinos de increíble pureza y elegancia. Tal y como sucede con algunos de los vinos de Steinmetz, los vinos del Mosela pueden contener pequeñas cantidades de azúcar residual que colabora a equilibrar su acidez natural. Son vinos florales y delicados, de frescor cítrico e intensa mineralidad, más delgados y etéreos que los de Rheingau.
Precisamente esta bella región próxima a Mainz, Rheingau, en la que se haya la bodega Robert Weil, es a menudo considerada la más famosa y noble de las regiones del vino alemán. En Rheingau se encuentra el instituto de viticultura y de entre sus gentes surgió el ánimo para la clasificación cualitativa del viñedo alemán. Comparados con los del Mosela, los vinos resultan algo más estructurados y son bandera de los rieslings secos de calidad. Son vinos de sabores intensos, ácidos (aunque menos que los de Mosel) y perfumados de melocotones y limas.
Los vinos de riesling en Alsacia
A finales del siglo XV, se conoce ya la existencia de vides de riesling en Alsacia. Aunque su relevancia en la región ha variado notablemente durante la historia, los rieslings alsacianos se cuentan hoy entre los de mayor calidad del mundo.
Prefiere los emplazamientos más empinados para asegurar rendimientos moderados que deriven en una mayor calidad. En el llano, los suelos fértiles disparan la producción, pudiendo afectar al nivel del vino. No resulta sencillo generalizar, pues la variada orografía alsaciana da lugar a infinidad de terruños. Se cree que los mejores ejemplos deben buscarse al sur de la región, en el Alto Rin, donde encuentra suelos que, por su composición, se calientan en primavera. Los viñedos Grand Cru, ubicados en emplazamientos privilegiados y con rendimientos permitidos de unos 50 hl/ha son garantía de éxito. Sin duda, el más admirado es el Grand Cru Rangen de Thann, capaz de ofrecer unos vinos de un carácter único por sus suelos de origen volcánico.
En Alsacia, los vinos de riesling ofrecen un carácter más graso y redondo que en Alemania, debido en parte a los suelos arcillo-calcáreos; además, el riesling alsaciano tiene más grado y suele criarse durante más tiempo en madera, lo que le confiere un estilo más redondo.
Los vinos de riesling en Italia
La uva riesling llegó al norte de Italia desde Austria. Allí encontramos una interpretación de la uva diferente a la de Europa Central, un riesling que, sin ceder estructura y aromas frutales, se confirma como un ejemplo de elegancia y mineralidad, de carácter y personalidad.
¿Qué terroirs de Italia producen estos riesling? El Oltrepò Pavese, en el sur de Lombardía, es uno de ellos. Una tierra de grandes tintos y placenteros y perfumados blancos que, en sus zonas más altas y bien expuestas, nos ofrece unos riesling envolventes, completos y de rica mineralidad. No son de una longevidad extraordinaria, pero sí increíblemente versátiles y se pueden disfrutar desde su primera juventud.
También encontramos grandes riesling en las Langhe. Nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, esta mítica área también consta de viñedos en altitudes considerables, de donde proceden grandes tintos de pinot noir y, por supuesto, también grandes blancos como el riesling. Un riesling sorprendente, potente y al mismo tiempo vertical, de una fuerte mineralidad y una longevidad asegurada.
Finalmente, el terroir italiano con una mayor inclinación natural y semejanza al que encontramos en el centro de Europa es el Alto Adige. Es aquí donde el riesling italiano adopta un perfil parecido al de Alsacia y el valle del Mosela. Destaca por su verticalidad y frescura, con una notable estructura, una mineralidad evidente, indicios de hidrocarburos y muy longevos.
Maridaje
Acidez, baja graduación y distintos grados de dulzor convierten al vino de riesling en un verdadero comodín en las mesas.
Los más ligeros y afrutados son perfectos para ensaladas, aperitivos o pescado crudo. Los más secos y corpóreos, pueden con carnes grasas como ganso, pato o cerdo asado; pescados como trucha o salmón o, incluso, con paté. El auslese puede funcionar con postres no demasiado dulces, como los profiteroles o las pastas y bollos rellenos de crema o nata montada, mientras que el estilo alsaciano puede prácticamente con todo, desde pollo especiado a tarta de cebolla. Todos los riesling ligeramente abocados o semidulces funcionan de maravilla con platos picantes y especiados como curris tailandeses, o intensos como los de la cocina tex-mex.