Entrevista a Xurxo Alba de Bodegas Albamar
Xurxo es un joven lleno de energía, amable y con las cosas muy claras. Desde una perspectiva abierta y global, pretende enseñarnos una nueva Galicia; sin olvidar la tradición, pero mirando al futuro con valentía.
Xurxo Alba es el enólogo y propietario, junto a su familia, de Bodegas Albamar en Cambados, Galicia. Pese a las reducidas dimensiones del edificio, en él se esconden algunos de los vinos más cotizados de toda la región, vinos que nos muestran un nuevo camino para las Rías Baixas. Xurxo y los suyos trabajan tanto viñas propias como arrendadas y están plantando nuevos viñedos, siempre cercanos al mar, hecho que explica el salitre y la tierra húmeda de la marea baja que se sienten al degustar sus vinos. Desde que en 2006 Xurxo volviera a casa tras estudiar viticultura y trabajar en otros proyectos, la empresa familiar no ha dejado de crecer y sus vinos no han dejado de conquistar tanto a los más reputados críticos internacionales como a los buenos amantes del vino.
Xurxo es un joven lleno de energía, amable y con las cosas muy claras. Desde una perspectiva abierta y global, pretende enseñarnos una nueva Galicia; sin olvidar la tradición, pero mirando al futuro con valentía. En las tierras graníticas de Salnés elabora vinos afilados y tersos, con las variedades tradicionales. Conduce las cepas tanto en el clásico emparrado como en espaldera y gusta de pasear por el viñedo con todo aquel que muestra interés por su trabajo, mostrando con orgullo cómo y por qué hace las cosas. Xurxo no derrapa los racimos y no trabaja las lías, simplemente intenta respetar la pureza de la uva y acompañarla para extraer toda su esencia por acción de las levaduras silvestres.
No obstante, debemos destacar que sus vinos no son la única delicia de la casa, la tortilla de patatas de su madre, doña Isabel, debe contarse entre las mejores de toda Galicia. Conozcamos un poco más de cerca a Xurxo, ese hijo de familia modesta que está revolucionando las Rías Baixas y sus vinos a base de ilusión, trabajo y esfuerzo.
¿Cómo definirías el momento actual del vino gallego?
Galicia vive un momento dulce, en general; estamos experimentando algo parecido a lo que está sucediendo en las Islas Canarias. Vinos frescos y de menos estructura que estaban en el olvido se están recuperando y cada vez hay más público que los busca, que desea vinos bebibles, de menor grado alcohólico y mucho más frescos, más divertidos. El estilo de vinos en el polo opuesto (potentes y pesados) se está convirtiendo en más aburrido y más pesado para muchos consumidores.
¿Cuánta importancia tienen el vino natural y el ecológico en Galicia? ¿Qué dificultades añadidas tienen sus elaboraciones en un clima como el gallego?
Las humedades, la proximidad del mar y las temperaturas más templadas complican mucho trabajar en ecológico/natural. En Salnés caen anualmente 1500 litros de lluvia (el doble que en Mosel). Se debe conseguir la mejor viticultura que nos permita subsistir elaborando vinos. Si es natural y ecológica, perfecto, pero no nos lo podemos fijar como una obligación.
¿Crees que el tinto gallego tiene recorrido por delante?
Tenemos un país de tintos muy clásicos. Empieza a haber una rotación de buenos tintos gallegos tanto en España como en exportación. Cada vez se entienden más y esto parece ya un movimiento imparable. Tienen menos capa, son más frescos y fáciles de beber. La menor graduación también se agradece mucho por parte del consumidor. Son vinos que invitan a seguir bebiendo y que funcionan muy bien en la mesa.
¿Cuál de las variedades blancas puede darnos más alegrías en el futuro?
El caíño blanco tiene mucho futuro. Es parecida al albariño, dinámica, con buena acidez, no tan aromática, pero de un perfil similar. Dona Branca es más tímida en aromas, pero puede interesar a la gente que no persigue vinos demasiado perfumados.
¿Cómo consigue un pequeño bodeguero competir con las grandes casas?
Es como con los restaurantes. Uno de 20 mesas no es lo mismo que uno de 100; con el vino, tampoco. El gran volumen no permite arriesgar, utilizar levaduras indígenas, por ejemplo. Nosotros no debemos llegar a un público masivo, sino a aquel al que les gusta nuestra forma de trabajar tanto en campo como en bodega. Existe un público especializado que quiere vino de pequeños elaboradores, cosas especiales.
¿Qué tiene el vino gallego que no tengan otros vinos españoles?
Frescor natural, que para unos será adorable y para otros odioso. Grados moderados, vinos versátiles y divertidos. Son vinos que pueden ser sencillos y comprensibles al mismo tiempo.
¿Qué rincón de Galicia nos traerá más sorpresas en los próximos años?
Betanzos y la subzona de Ribeira do Ulla, si el clima sigue tornándose cálido, pueden hacer cada vez vinos más interesantes. Salnés también, por el frescor que aporta la cercanía al mar. Entre un vino delante del mar y uno a 400 o 500 metros la diferencia es notoria. La presencia del mar atenúa los efectos del cambio climático.
¿Qué capacidad de guarda tiene el buen blanco gallego? ¿Crees que en general lo bebemos demasiado joven?
Probé un Gran Bazán 86 hace unos 6 años y estaba fantástico. El año pasado bebí Ouso da Torre 94 y estaba también fabuloso. Tenemos Albamar 2010 todavía en depósito y promete mucho; solo ha estado en inox, pero es un vino de una complejidad muy seductora. Muestra notas de membrillo y miel, pero no ha perdido frescor. Si no se manipula el vino y se respeta su carácter, sin buscar perfiles demasiado comerciales o conducidos, el albariño tiene un largo recorrido. Las bodegas grandes se están dando cuenta de que muchos pequeños productores están triunfando con vinos así.
¿Qué opináis de la combinación vino gallego y madera?
La godello suele ganar mucho en madera, la crianza le sienta fantásticamente bien. En cambio, con el albariño, cuesta más de casar. El inox da más pureza, pero la madera siempre da un plus, en tacto, en volumen; es un arma de las mejores.
¿Qué imagen crees que tiene el consumidor español del vino gallego? Y, ¿el internacional?
Para el público general está todavía en una fase desconocida. El público asiduo, interesado en descubrir, sí está muy al día. El bebedor ocasional no conoce todavía demasiado el vino gallego.
¿Qué papel juegan o deberían jugar las Denominaciones en el prestigio del vino de Galicia?
Falta quizás dinamismo en algunas denominaciones, pero no debemos olvidar que han hecho mucho por Galicia, empujando y animando a los viticultores, defiendo las zonas y las bodegas. Algunas, no obstante, se han quedado en los años 90; tienen defectos y una falta de dinamismo que no les permite adaptarse a la gente joven y acoger las elaboraciones más naturales. Siempre las defenderé, pero espero que abran los ojos y vean que hay otro mundo. Tienen su mérito y también sus puntos débiles.
¿Qué vinos toma un bodeguero gallego, más allá de los de su tierra?
Soy un apasionado del vino y de viajar. Adoro el riesling alemán, Sicilia, Barolo, Champagne, el frescor del Loire, Jura, chenin, trousseau, savagnin. En España me encanta Canarias. Catalunya es un mundo pegado a España, con una variedad de uvas excepcionales. Me encanta Can Rafols (La Calma), Fredi Torres en Priorat, Mas Candí, las burbujas de Clos Lentiscus. Son muy importantes las personas. Adoro, por ejemplo, el Champagne, pero si visito alguna casa y los productores no me entran del todo bien, me cuesta más beber sus vinos.
Puede seguir a Xurxo en el perfil de Instagram de la bodega.
Vinos de Xurxo Alba
Vinos afilados y tersos de suelos graníticos. Vinos de menor grado alcohólico y mucho más frescos.