Blancos italianos: ¡seis magníficas denominaciones!
Perfectos para el verano, aptos para guardar en bodega también. Los blancos italianos han alcanzado su objetivo: hacerse un lugar en la apasionante historia del vino italiano, dominada por tintos hasta hace poco. ¡Acompáñennos a descubrir las seis denominaciones de vino blanco más asombrosas del país!
¿Buscan un vino blanco fresco, para beber sin complejos, que les acompañe para el aperitivo y a su vez maride de maravilla con entrantes o quesos? ¿O prefiere un blanco más complejo, profundo, mineral..., en definitiva: un blanco majestuoso y por qué no de guarda? Sea cual sea su elección, la mesa tendrá un denominador común: vinos blancos italianos. Un consejo: elíjanlos de uvas autóctonas.
He aquí las seis regiones de vino blanco más destacadas de Italia, con una lista repleta de historias, personas y sensaciones que les conducirán hasta el mismísimo corazón de los terruños más singulares. Vinos blancos de mar, de montaña, volcánicos, de lago...; todos ellos con esa mágica relación calidad/precio que solo la excelencia italiana sabe ofrecer. Uvas autóctonas en cada lugar, que les convencerán para que pasen con nosotros un verano lleno de sabores y perfumes mediterráneos.
Soave
Entre los mejores blancos italianos, los de Soave recogen la tipicidad de los vinos volcánicos del norte y son el fruto más preciado de la majestuosa garganega. Soave es un territorio maravilloso, con suaves colinas que esconden cráteres extintos y un suelo volcánico teselado, como si de un mosaico se tratara, formado por componentes calcáreos, aluviales, arenosos y basálticos.
La garganega, si bien no se caracteriza por una destacada aromaticidad, sí posee un abanico de perfumes que oscila con decisión entre la gran elegancia de flores blancas y las notas de almendra, tal vez con un nervio cítrico: elementos, todos ellos, que confieren a estos vinos no solo una persistencia admirable, interminables, sino también una sensacional capacidad de guarda, hasta el punto de garantizar para los mejores productos de Soave una conservación superior a una década. Es una variedad tardía, con acidez y un equilibrio excelente entre estructura, en general ágil y fluida, y suavidad. Agradece, en los casos más buscados, la vinificación y/o crianza en madera. Las regulaciones permiten mezclar la garganega con la trebbiano de Soave y con algunas variedades internacionales como la chardonnay.
Fiano di Avellino
La fiano es una uva de origen muy antiguo, seguramente relacionada con la apianum, una antigua variedad de la Italia de época prerromana, cultivada por el pueblo latino en la parte meridional de la península; su origen más probable la situaría en la zona de Lapio, en Irpinia. De hecho, su nombre tendría como significado 'propia de Lapio', haciendo derivar fiano del vocablo lapianum primero y apianum después. En la actualidad la fiano es ampliamente cultivada: más allá de su territorio de origen, está presente en varias zonas de Campania, como Cilento, y de Apulia, en las Murge, donde se encuentra incluso una variante local de nombre minutolo (según estudios recientes, sería no obstante una variedad totalmente distinta a la fiano desde el punto de vista genético). La fiano es sin lugar a dudas una de las uvas blancas más significativas de Italia, en especial por su mineralidad y la capacidad de guarda de los vinos que produce, y ciertamente la más significativa del sur del país.
La fiano tiene una óptima capacidad de concentración de azúcar, en los mejores terruños, como es el caso de la DOCG Fiano di Avellino, donde los vinos de más alta gama exhiben una mineralidad sin par, traducida en notas de pedernal y pólvora. Para preservar un conjunto de una tal elegancia, que fácilmente evoluciona hacia notas de hidrocarburo, la fiano se vinifica y se cría generalmente solo en acero, y se tiende a comercializar transcurrido al menos un año de reposo en bodega.
Il verdicchio
La verdicchio es, en pocas palabras, una de las principales variedades blancas de Italia. Una uva que no ha recibido todavía el reconocimiento que se merece, una uva versátil y con una personalidad a la altura de las grandes variedades blancas a nivel internacional. Por otro lado, lo que durante años ha sido probablemente una desventaja —el hecho de ser una variedad muy localizada— es hoy su principal fortaleza: una uva que forma parte indisociable del singular territorio que la acoge. La verdicchio y las Marcas son como los dos cónyuges de un matrimonio perfecto.
Y es en las colinas de Jesi, entre los antiguos castillos de la antigua Marca, que esta uva ha encontrado un hábitat único, con un clima todavía mediterráneo si bien mitigado por las frescas corrientes que proceden del interior y unos terrenos perfectamente expuestos y ricos en depósitos minerales, que confieren a las bayas nervio y estructura.
También en Matelica, una localidad situada entre los valles de los Apeninos, donde se producen unos vinos de verdicchio de montaña, decididamente más finos y precisos, de una elegancia suprema. Vinos que comparten con sus hermanos de Jesi esta extraordinaria capacidad para el envejecimiento, de los más longevos de Italia, verdaderos blancos para guardar incluso durante más de 20 años.
Lugana
El Lugana es el más grande de los vinos blancos de Lombardía y es también uno de los vinos más aclamados de Italia. Procedente de una pequeña zona al sur del Lago de Garda, localizada entre las suaves y míticas colinas arcillosas y calizas que rodean Desenzano, Sirmione y, ya en el Véneto, Peschiera. Aquí, el clima, el lago y la tierra ofrecen al viñedo y al hombre un hábitat ventilado y de agradables condiciones.
La tierra que vio nacer al poeta Catullo es también la cuna ideal de una uva trebbiano elegante, con personalidad y de una incuestionable calidad: la trebbiano de Lugana. Una variedad de uva que puede apreciarse en vinos jóvenes y frescos, a veces espumosos, pero también en otros más evolucionados e incluso dulces.
El Lugana es un vino complejo que se presenta a la vista con un color amarillo de tonos verdosos y dorados. En nariz se revela con fragancias florales y notas afrutadas que van desde los cítricos a la manzana y al melocotón. A menudo aporta también un agradable fondo mineral y conserva siempre una finura y frescura excepcionales que otorgan al vino un largo potencial.
Etna
La carricante es la uva blanca típica del Etna, a la que, entre esquiadores y coladas, no le queda otro lugar para arraigar que sobre las antiguas terrazas del volcán a unas altitudes y exposiciones, especialmente a lo largo de la ladera sur y oriental, no aptas para la nerello mascalese. Es aquí, en la ladera oriental donde un clima más riguroso y unos marcados contrastes térmicos durante el día confieren a los vinos de carricante unos perfumes y aromas intensos. Si en el pasado se vinificó mezclada con otras variedades blancas locales, tales como la minnella o la inzolia, en la actualidad se elabora generalmente como monovarietal bajo la denominación de Etna Bianco, mostrando una excepcional mineralidad, tensión y capacidad de guarda. Los vinos de carricante lucen un color amarillo pajizo oscuro. En nariz son elegantes, con delicados perfumes de flor de azahar y de fruta blanca, manzana, cítricos, anís. En boca muestran una acidez punzante y una gran intensidad de sabor, claramente volcánico, con un posgusto mineral de pedernal. Su estructura es siempre contenida, como un vino de montaña con todas sus letras, acepta la crianza tanto en acero, para resaltar su frescura y fragancia, como en madera, para los que prefieran potenciar su carácter más complejo y amable.
Il Friuli: ribolla e friulano
Los blancos son el orgullo del vino friulano, hasta el punto de que se considera una región de blancos por excelencia. La variedad blanca autóctona más clásica para toda la región es la friulano, llamada tocay en el pasado. Frescos y de final almendrado, los vinos de friulano demuestran una evolución que no deja a nadie indiferente, adquiriendo un perfil mineral muy complejo, con notas de hidrocarburo y pedernal.
Una variedad que consigue éxitos espectaculares en las DOC del Friuli Colli Orientali y del Collio, parecidos a los obtenidos por los vinos de ribolla gialla, la otra protagonista de la identidad vinícola de la región. Una uva con estructura, excelente acidez y compleja fragancia, la ribolla se expresa de maravilla también en versión naranja, con un hollejo firme y rico en polifenoles. Es exquisita sobre los Colli Orientali, donde los vinos naranja no son ninguna rareza en el Collio, especialmente en el área de Oslavia, donde se dedica a esta variedad gran parte del viñedo, con vinos ricos en sensaciones balsámicas, etéreas y profundamente salinas tras largas maceraciones con pieles o largas crianzas en madera o ánfora.