Jean Martell fue un emprendedor visionario, un hombre muy trabajador al igual que un hedonista nato; célebre es su frase "Nuestro deber debe ser un placer y nuestro placer, un deber". Exigente, Martell marcó para sus coñacs unos rigurosos estándares de calidad que la marca ha sabido mantener a lo largo de sus más de 300 años de historia, siendo en la actualidad la más antigua de las grandes bodegas de Cognac. Fundada en 1715, Martell no tardó mucho tiempo en conseguir un estilo elegante y refinado que lo convirtió en el coñac favorito de las cortes reales europeas. Hoy, como entonces, el suyo sigue siendo un nombre imprescindible cuando se habla de Cognac.
Terroir, precisión y tiempo se conjugan mágicamente en Martell VSOP, un coñac que ensambla con maestría los aguardientes añejos de los cuatro mejores terroirs de la región de Cognac: Grande Champagne, Petite Champagne, Fins Bois y Borderies. A esta materia prima se unen los maestros destiladores y sus precisos métodos de elaboración, pero también una sabia crianza. Cuando la mayoría de productores de coñac utiliza barricas de roble de grano grueso, los coñacs de Martell envejecen en roble de grano fino favoreciendo así unos sutiles aromas amaderados y unos suaves y delicados taninos. Su etiqueta VSOP (Very Superior Old Pale) indica que el más joven de sus aguardientes tiene al menos cuatro años de añejamiento en estas barricas.
De color ámbar dorado, Martell VSOP se presenta en nariz con una agridulce suavidad que nos introduce a su complejidad aromática: lima, notas licorosas, fruta endulzada como el membrillo, la uva y la ciruela, aromas de sotobosque y otras notas frescas de madera y avellanas. En boca permanecen sus recuerdos de fruta confitada, ahora más complejos y acompañados por una suave y sedosa sensación, con cuerpo pleno, redondo y muy duradero en el paladar. Un coñac ideal para disfrutar solo o con hielo, pero con una armonía que también le otorga unas deliciosas cualidades para la coctelería.
